La ansiedad o el miedo a caerse puede provocar una sobrerrespuesta que empeora las cosas, la pérdida de control sobre el equilibrio: y es que ayer probé en primera persona la capacidad de frenado del asfalto. Magullada y dolorida, con el plus de una vacuna antitetánica también dolorosa pero con todos los huesos enteros, me ha dado por pensar en la fuerza de la gravedad y sus repercusiones cotidianas.

No somos de goma, así que el peligro es constante, y el cuerpo que es muy sabio toma precauciones también constantes… menos cuando le dejamos el mando al equilibrio de algún otro artilugio externo, como es el caso de la bicicleta. Así que… ya podría ponerse alguien a inventar bicicletas tentetieso, no?

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