Besa mi culo, cariño

por Sergio Parra | agosto 30, 2012 | CIENCIA Y PENSAMIENTO CRÍTICO
…………En la Tierra existen entre 1,5 y 1,8 millones de especies de organismos vivos clasificados, de un total estimado de entre cinco y veinte millones. La mitad de todas las especies conocidas son insectos: sólo de escarabajos se conocen trescientas mil especies diferentes. Ante tamaña cifra, pues, cabe imaginar cuán original y extraña ha llegado a ser la selección natural en sus atajos evolutivos. Hay criaturas que disparan ácido fórmico a sus atacantes para repelerlos. Hay criaturas capaces de morir y resucitar. Y, naturalmente, también hay muchas criaturas que emplean sus órganos para fines para los cuales no fueron concebidos. Es lo que se llama exadaptación.
…………La criatura que emplea más exadaptaciones probablemente sea el ser humano. Por ejemplo, usa la aleta de sus orejas y el puente de su nariz para sujetar unas gafas. Incluso los que han perdido las manos en un accidente acaban aprendiendo a usar sus pies para escribir o dibujar. Stephen Hawking, sin ir más lejos, sigue transmitiendo el contenido de su mente genial gracias a la exadaptación combinada con la tecnología.
…………Sin embargo, el culo, el ano, el orto parece sagrado.
…………A nivel biológico, no hay ninguna diferencia entre la penetración anal y el uso de gafas. Incluso la sodomía es una actividad sexual que puede hallarse en el reino animal: se ha observado en machos de oveja, de jirafa y de bisonte, y también entre machos de delfín mular, que se penetran mutuamente. A decir verdad, el fenómeno evolutivo más raro y aberrante del reino animal no es la homosexualidad, ni la coprofilia, ni nada que generalmente se condena socialmente. Es la monogamia.
…………No obstante, el sexo anal es pecado según muchas confesiones religiosas. Porque es antinatural (¿?). Porque no está orientado a la reproducción. Y bla, bla. Bien, puedo llegar a entender que quizá el ano es un lugar más sucio que el puente de la nariz. Y que si las gafas tuvieran que fijarse a nuestro cuerpo a través de un dildo anal, tal vez las gafas constituirían un anatema. Pero esa línea de argumentación también carece de rigor intelectual.
…………Porque besar con lengua es tan antinatural como el sexo anal, y tampoco está orientado a la reproducción. La boca, a decir verdad, es una cloaca de microorganismos patógenos, por mucho que os cepilléis los dientes. Y hasta un beso en la mejilla es antinatural y sucio: en nuestra cara tenemos millones de ácaros foliculares (‘demodex folliculorum’), unas criaturas que miden dos centésimas de centímetro y tienen garras y una boca con la que pueden atravesar las células de la piel (afortunadamente, esta clase de ácaros no tienen ano).
…………Pero claro, como en el ano humano sí que puede verse la caca pero la caca de la boca o de la cara no puede verse, entonces vertemos el aserto anticientífico y puramente intuitivo anteriormente expuesto: que el sexo anal es antinatural, nocivo, demoníaco (a pesar de que, habida cuenta del número de terminaciones nerviosas, el sexo anal puede ser tan o más placentero que el sexo vaginal, como si la naturaleza, siguiendo ese razonamiento absurdo, hubiese dispuesto que disfrutáramos más con el ano que con otros orificios del cuerpo).
…………Es lo que sucede cuando tus lecturas se limitan a libros (o “el libro”) que son cementerios del pensamiento, mausoleos de la autosuficiencia y hornos crematorios de la insurrección. Lectores, en suma, para los que no existe el programa de centrifugado mental. Lo peor.

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