Empecemos por delimitar bien qué es cosificar. 

Toda cosificación obedece a unas estructuras de poder.

Tiene que ver con la autoestima y la percepción que tengas de ti mism@: si de individuo (yo soy yo, y miro, me muestro y decido libremente) o como miembro de una sociedad (lo que yo hago tiene consecuencias para los demás y soy consciente de ello).

Encontrar a otra persona sexualmente atractiva no es cosificar. Mostrarse desnuda o sexy voluntariamente (selfie o retrato) no es cosificar.

De estas dos maneras a modo de ejemplo que acabo de exponer no tratamos a las personas como a objetos. Las imágenes con voluntad propia del/la modelo de una foto no l@s transforman en cosas.

Rasgos cosificadores:

  • Mostrar a personas o partes del cuerpo como si fueran intercambiables, por categoría física: “colecciones de cosas” (tetas, culos, piernas…). Un ejemplo son los concursos de mises.
  • Mostrar sólo partes de un cuerpo sexualizado.
  • Personas sexualmente disponibles, indefensas, pasivas o sometidas más o menos violentamente: cuando es con su consentimiento pero en una relación de abuso de poder (explotación por dinero, engaño, manipulación, ebriedad…).
  • El uso de cuerpos como decoración (publicidad, esos anuncios de coches con chica florero, las azafatas de adorno en eventos o los programas televisivos…)
  • Entre los ejemplos de cuerpos como objeto, son reveladores los de las personas comestibles (cubiert@s de comida) y los cuerpos como superficie para pintar o escribir.

APUNTE: la cosificación masculina es perfectamente posible, siempre y cuando reunamos a personas que se sienten sexualmente atraídas por ellos en una relación de poder desigual. La cosificación masculina se da con más frecuencia en los varones negros, por ejemplo.

También es cosificar cuando una mujer le cuenta a una amiga “me he enrollado con un negro”.

Mi conclusión (para debatir): Soy muy optimista, vamos a mejor y cada vez más conscientes (aunque parezca lo contrario porque nos fijamos más).

Comparte y comenta esta entrada: