Novela

La nueva obra de Roser Amills se centra en las memorias de la brillante Asja Lacis, amante de Walter Benjamin, con una Europa agitada de fondo

publicado el 19-01-2018

 

“Detrás de cada gran mujer hay un hombre complicado. Y viceversa”. La escritora y periodista mallorquina Roser Amills se basa en esta certeza para contar en su nueva novela Asja . Amor de dirección única –como hizo recientemente en La bachillera– la historia de una mujer brillante y, como tantas otras, olvidada. Se trata de la letona Asja Lacis que, además de amante del filósofo Walter Benjamin –hasta ahora falsamente recordada como la posible espía rusa que le arruinó la vida–, fue una bolchevique convencida y lúcida directora de teatro.

En 1955, tras diez años en un gulag siberiano –recluida por amar demasiado la cultura y a los intelectuales alemanes– Asja recibe del dramaturgo Bertolt Brecht una devastadora noticia: Benjamin se quitó la vida en 1940 en Portbou, huyendo de los nazis. Su viaje en tren de vuelta a Moscú, el mismo que Walter había hecho años atrás en su busca, se convierte en un simbólico viaje de vuelta hacia Walter. En su compartimento, Asja garabatea desenfrenadamente unas confesiones en las que el lector, como curioseando por encima de su hombro, tendrá el privilegio de enfrascarse.

Situadas en los felices años veinte primero y en los más angustiantes treinta después, con Moscú, París, Berlín, Riga y una Italia algo idealizada como telón de fondo, estas memorias repasan su tumultuosa y profunda relación con Walter. En 1924, en Capri, un brillante intelectual burgués, atormentado por su propia lucidez, se enamora irremediablemente de una revolucionaria bolchevique. Ella, aunque prendada de su “mezcla de titubeo y desparpajo”, lo tortura, fiel al ideal del amor libre, amor comunista. Amor e historia se fusionan.

A ello hay que añadir un envidiable entorno: mientras Brecht se aferra al comunismo con Asja, el filósofo Theodor W. Adorno afirma que “la bolchevique” es una mala influencia para Walter, igual que Gershom Scholem, que quiere llevarse a Benjamin consigo a la Universidad Hebrea en Palestina. Entre tanto, Max Horkheimer rechaza su tesis y halaga la de un tal Joseph Goebbels, sin conocer su futuro… Todos van con Europa hacia el abismo y Walter, con lucidez admirable, rechaza el nacionalismo alemán y sospecha de la revolución rusa, siempre “en contra de todos los que no aceptan otra manifestación que la suya y tratan de convencer a los demás desde cualquier púlpito”.

Asja mira atrás y lamenta su tozudez. Su revolución fracasó, como su amor libre, “otra forma de comprobar la fragilidad humana”. Y es esta fragilidad, estos sentimientos novelados, sin duda, por Amills, pero inseparables de los hechos históricos, lo que da valor a la novela. Muy bien documentada pero lejos del ensayo,

Roser Amills

Asja. Amor de dirección única

Comanegra. 304 páginas. 18 euros

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