Diari de Tarragona, Carlos Izquierdo | La pedagoga Sherley Steinberg, de visita en la URV, remarca que el éxito de 50 sombras de Grey? contrasta con los anhelos feministas y la voluntad de erradicar la violencia de género

Domingo por la tarde. Un grupo de ocho mujeres de distintas edades espera en Les Gavarres a que comience la próxima sesión de 50 sombras de Grey. La cinta está pulverizando cifras. Hasta Pilar Rahola reconoce en el programa de Cuní que la ha visto por una cuestión de mera «curiosidad». Lunes por la mañana, la profesora de la universidad canadiense de Calgary, Sherley Steinberg, referente mundial en estudios culturales, pedagogía crítica y teoría de la educación, pronuncia en la URV la conferencia Radical Love; por momentos, un alegato en contra de los valores que promociona la película. A la estela de Gramsci o Paulo Freire, enraizando con Focault y Derrida, Steinberg desarrolla, a través de su particular prisma queer (raro), la teoría del amor radical, iniciada por Jesús Gómez, en la que «saber elegir el amor y la construcción social que hacemos de él» juegan un papel decisivo en la vida. Las tesis de Steinberg coinciden con el título de un drama noventero de Joel Schumacher, protagonizado por Julia Roberts, Elegir un amor, otro despropósito cinéfilo para sumar al carro de una cultura que menosprecia por sistema a la mujer.

El tráiler de 50 sombras de Grey sirve para lanzar la charla. La sala está repleta de estudiantes. Steinberg señala y critica el eslogan de la historia: Pierde el control. Curiosamente se estrenó por San Valentín, fecha poco acertada desde el punto de vista de la igualdad de género, «la sociedad perfila mujeres pasivas, a las que tienes que seducir con regalos caros», como en la película, una vez más «la atracción que ejerce el poder adquisitivo». El discurso cobra especial vigencia esta semana, con la celebración del simbólico Día de la Mujer Trabajadora. Para Steinberg, el papel que juega la educación es fundamental a la hora de «combatir la violencia de género desde el aprendizaje del amor». El auditorio sigue sus explicaciones en inglés. Me llama la atención porque recuerdo que en mi época universitaria, cuando Noam Chomsky fue investido Honoris causa, la URV facilitó una suerte de auriculares que traducían la conversación, insuficientes en número debido al elevado aforo de la grada. Han cambiado los tiempos, se ve en el incipiente dominio del inglés y en el uso de la tecnología. No hay asiento en el que no aparezca un móvil. Mientras Steinberg habla, los pulgares pululan por las pantallas.

El viernes, la escritora Roser Amills, de visita en Tarragona, ensalzó con refrescante naturalidad «el poder del orgasmo femenino porque desactiva los estados cerebrales del miedo. Y una mujer sin miedo es una mujer poderosa. Y eso da miedo a unos cuantos». La claridad de sus ideas ha hecho que Youtube restrinja el acceso a su vídeo, El plaer de la lectura. Pura incoherencia. No es de extrañar que al pobre Michael Douglas, disfrazado de hombre normalizado, se le cruzaran los cables en Un día de furia, otro mito de los noventa, filmado, precisamente, por Joel Schumacher. Pasan los años, cambian los soportes pero se perpetúan las recetas. Amor y violencia otra vez, los exitosos ingredientes de una dieta celuloide poco saludable.

roser amills en tarragona

 

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