En un circo trabajaba un trapecista con sus cuatro hijos. Actuaban juntos, excepto el menor. Un día, se acercó al padre y le confesó su temor: caer del trapecio y fracasar… El padre le dijo: “Hijo, en todo lo que emprendas, lanza tu corazón a la barra, que tu cuerpo lo seguirá”
Publicado por Roser Amills
Escritora mallorquina. Radio y TV. Muy activa en las redes sociales, comparto desde Palma de Mallorca cuanto descubro para que nos divirtamos juntos, aprendiendo. Ver todas las entradas de Roser Amills