En general, por desgracia, en nuestra sociedad a los niños nos dedicamos a apartarlos de la felicidad sexual con nuestros miedos y prejuicios: “No te toques”, “Eso no se hace”, “Eso no se pregunta”… Y, sobre todo, no les respondemos sinceramente cuando expresan su curiosidad por el sexo, aún hoy nos dejamos atrapar por los eufemismos en vez de hablar con el corazón de algo que es muy bello y valioso. Y eso tiene efectos secundarios. Por ejemplo, esa dificultad que tienes a la hora de pedir lo que deseas en la cama.

Estoy convencida de que sería muy positivo que todos expresáramos con más confianza en nosotros mismos lo que nos gusta el sexo –¡y lo que no nos gusta del sexo que tenemos en determinados momentos!-, así que propongo ponerlo en práctica en toda su riqueza y amplitud.

Ser sinceros requiere ser un poco descarados
La sinceridad sexual para la propia felicidad sexual y para la de todos cuanto nos rodean, sea cual sea la edad, educación, aspecto físico y desparpajo adquiridos, es no sólo recomendable, sino también necesaria para una buena vida sexual. Y por tanto, para una buena vida, pues no me cansaré nunca de repetir que, lo practiquemos o no, el sexo nos conforma desde la inseminación hasta la tumba. Del sexo venimos y con el sexo mantenemos las ganas de vivir.

El lenguaje del sexo, además, no entiende de eufemismos, así que hay que aprender su idioma, que es el del descaro. El descaro premeditado e inteligente, el descaro delicioso.

Este aprendizaje es un camino que no entiende de cánones estéticos ni de complejos, experiencia, lencería o zapatos de tacón, que está más allá de los consejos del kamasutra y más acá de la consulta del sexólogo, y consiste en saber decir lo que pensamos, sentimos, deseamos… sin pelos en la lengua.

¿Cómo se aprende a ser inteligentemente descarada?
Parece complicado pero en algún momento hay que empezar, y cuanto antes, pues expresar la libertad sexual genera una inercia de lo más beneficiosa que sería bueno aprovechar prontito, y no cuando empezamos a pensar que se nos pasa el arroz, que es lo que solemos hacer las mujeres cuando nos acercamos a los cuarenta y a los cincuenta y al fin decidimos ir con más desparpajo por la vida.

Si tienes quince, veinte, treinta… hazlo ya!! El sexo que te gusta, el sexo que sabes y el sexo que ignoras es un tema de conversación excelente en cualquier momento, está dentro y alrededor de cada uno de nosotros desde que adquirimos el uso de razón, y de ti depende desarrollar todo su potencial expresándolo y compartiéndolo.

Aprende más en “Me gusta el sexo”

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Pistas para ser descarada (a tu favor)

1) Proponte tener sexo en todas las habitaciones de la casa. Todas. Desde el recibidor hasta el balcón, haz un plano de la casa y colorea las zonas que ya han sido tomadas y recuérdale las que no, sin prisa, pero sin pausa.
2) Cambia de lencería: guarda en un cajón la lencería que sueles ponerte y vete de compras: elije lo que nunca te has puesto y ten el firme propósito de usarlo a diario, durante un mes. Si nunca te pusiste nada rojo, pues a cambiar de color radicalmente, si no sabes ni cómo se ponen los ligueros, ahora es el momento, así como cambiar las braguitas por tangas o la lencería “cómoda” por otra que te recuerde a cada paso que la llevas.
Por fuera serás la de siempre, pero por debajo sabrás que estás cambiando y eso te aportará confianza en ti misma y muchas nuevas fantasías eróticas que tarde o temprano encontrarás cómo y con quién poner en práctica. No falla.
3) Prueba a saltarte la “distancia corporal de las buenas chicas” acercándote a la persona que te gusta un poquito más de lo que lo harías normalmente. Observa su reacción y mantén la mirada también un segundo, sólo uno, más de lo que lo harías si no te estuvieras convirtiendo en una deliciosa descarada.

Y cuando las cosas empiecen a calentarse con cualquiera de estas ideas, recuerda que la que manda, en el juego del descaro, eres tú, así que procura utilizarlo para pasártelo bien y no para llamar la atención y luego no aprovecharlo. Ésa es, sencillamente, la parte inteligente del descaro.

2 comentarios sobre “Me gusta el sexo | Libre en la cama: no basta con ser descarada, pero ayuda…

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