No puede ser.
Esta ciudad es de mentira.
No puede ser que nadie sienta rubor de mi pereza
Y los suspiros me entusiasmen tanto como los hurras
Y pueda escupir con inocencia y alegría
No ya en el retrato sino en un señor
No puede ser que cada azotea con antenas
Encuentre al fin su rayo justiciero y puntual
Y los suicidas miren al abismo y se arrojen
Como desde un recuerdo a una piscina.
Mario Benedetti