en caso de duda baila Hoy avanzar, sudar, correr, gritar… la acción nos desgasta.

La quietud, paradójicamente, también nos desgasta
como este único exterior diurno y parcial recorte de pequeño cielo
en una esquina, tapado por el enorme cartel del hotel
desde donde escribimos. Sí. Tercos y locos
con la resignación y una sola herramienta que no alcanza: la memoria.
—Esta tarde te llevaré temprano a casa —dijo él mirando hacia delante.
¿Un intento vano de vuelo, de huída? No, eso sería imposible
si el sol de hoy es menos sol mañana

al alejarme de tu cuerpo cada vez menos cuerpo,
si la actividad hace razón del absurdo
y el hígado denunció la calidad del vino
si luego, sentada, recuerdo que va en serio
este juego de mentir y hacer la guerra
e incluso lloro como los buenos cocodrilos,
ocultando las fauces.

Poema de Roser Amills

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