Charles Bukovsky (1920-1994) dejó para la posteridad consideraciones a granel sobre el autoerotismo, uno de los temas que prefería tratar. Sirva de muestra este fragmento de “Mujeres”, de 1978:

“Estaba constantemente cachondo y me masturbaba continuamente. Le hacía el amor a Lydia y luego por la mañana volvía a mi casa y me masturbaba. El pensamiento del sexo como algo prohibido me excitaba más allá de toda razón. Era como un animal aplastando a otro hasta la sumisión. Cuando me corría sentía como si fuera en la cara de todo lo decente, blanca esperma resbalando por las cabezas y almas de mis padres muertos”. 

En “La vida secreta de Salvador Dalí”, el pintor evoca así la partida de Gala: “Yo aspiraba con fuerza un bañador de lana que conservaba su olor”.

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