Leo en el Corpus literari de Lluis Maria Todó que cuenta Llorenç Villalonga en las Falses memòries que en 1940 regresaba en barco de un viaje a Italia. Desde la cubierta, enfocó con los anteojos a una bella desconocida y sintió el clásico coup de foudre. Aquella mujer desconocida se parecía extraordinariamente a su esposa Maria Antònia. “¿Es pot dir engany a intentar retrobar l’estimada dins la persona que ens la recorda?”, se preguntaba Villalonga.

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