roser Amills Casanova nos acompaña: a esta hora acaba de huir de prisión hace 256 años ;))

Vamos a celebrar el post nº 500 de este blog con una divertida historia.

Nina, bailarina italiana recién llegada a Barcelona, desconocía la ley que prohibía, al bailar en público, dejar ver el calzón.

Talento, relata Casanova, tenía poco, y casi lo único que sabía hacer era “dar la rebaltade, especie de salto mediante el cual quedaba suspendida en el aire, en mitad de la pirueta”. Debutar y pegar una pirueta en la que “dejó ver sus calzones hasta la cintura” fueron una sola cosa. El público enloqueció. Ella volvió a saltar.

Al terminar el número, un inspector no tardó en aplicarle la multa reglamentaria, en resultas de lo cual, al día siguiente “bailó sin calzones e hizo su rebaltade con la misma pasión, lo cual provocó tal entusiasmo en el público del patio de butacas que aún no se ha recuperado de la alegría”.

El virrey de España, que estaba en el auditorio, llamó a la insurrecta para reprenderla:

“–¡Imprudente! Habéis faltado al público.

–¿Qué he hecho?

–El mismo salto que ayer.

–Es cierto, pero no he violado vuestra ley, puesto que nadie me puede decir que haya visto mis calzones. Pues, para estar segura de que no se vieran, no me los he puesto. ¿Qué más queréis que haga por vuestra maldita ley, que ya me ha costado dos escudos?”

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