La que va a ser madre convoca, en sus fantasías, a la niña que ella fue y promete llevar al hijo o la hija que tenga al circo, como la llevaron a ella pero probablemente de un modo diferente: cómplice, no “serio.” Pero… ¿qué hacer/pensar, cuando tu hijo es quien te lleva al circo a ti la mayoría de las veces?

1001 fantasias eroticas de roser amills

Pues eso es precisamente lo que me está sucediendo con Marcel, que como os conté tiene blog propio manga y anime , y que va diciendo por ahí que va a ser arquitecto, peliculista y dibujante de cómics, además de “trabajador”, que es algo aparte (ganarse la vida, vaya!)… En el peliculista podéis ver el cómic que “vende” en el colegio, entre sus amigos (lo vende a cambio de “puntos” para no sé qué juego de cromos…)

Pues con todo esto, precisamente se produce esa “distancia objetiva” que representa ver/leer/descubrir lo que hace tu hijo y… Una ve que es pequeño (en edad) pero grande en inquietudes… bueno, no sigo, porque… ¡qué va a decir una madre embelesada!

Y por otro lado, para pensar un poco más allá, leo a Ramón Rocha que dice que “Uno de los escasos aciertos de El Código da Vinci, la novela pirateada de Dan Brown, es recordar que las primeras divinidades fueron mujeres. La conjetura es sugestiva: la naturaleza era hostil para el hombre primitivo; los grandes animales lo amenazaban, pero mucho más lo atormentaba la escasez de alimento. Era un mundo hostil en el cual el ser humano sentía sobre todo miedo, temor. Los materialistas dicen que de esa visión temerosa nació la religión.

Según él, el único testimonio de vida, de energía, de fuerza generatriz era el de sus mujeres, que perpetuaban la especie a fuerza de embarazarse y de parir. No estoy de acuerdo en lo de la “exclusiva”, pero sí en lo que representa ser padre o madre en la cabeza de uno. Continuará…

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