Un mojito, un Cosmopolitan, un gin-tonic perfecto… los hay para todos los gustos, pero hoy el protagonista en la barra ha sido el Dry Martini nº 1.000.000 y la ganadora, Sylvia Budet, la estrella de la noche. Cuando he llegado habían agotado los vasos de Dry Martini, las sonrisas arreboladas y Violeta estaban al 100% de su rendimiento y alguien me ha presentado a Sylvia y a sus tres amigas, Maite Luengo, Mar Sabater y Coque Ambrosoli.
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Un buen cocktail es una sorpresa para los sentidos y dicen que el Dry Martini de Barcelona, si te gustan los cócteles, se tiene que visitar al menos una vez en la vida. En 1978 abre sus puertas el que es uno de los mejores bares de España: el Dry Martini Bar y hoy, 32 años después y en la revista Monocle, el gran Tyler Brûlé -uno de los más acreditados periodistas dedicados al ocio de lujo, fundador de Wallpaper y con página los sabados en el Financial Times- lo sitúa como uno de los 10 mejores bares del mundo, aunque hay quien considera que en Barcelona el Dry Martini comparte reinado con el Tirsa y el Boadas, cada uno en su línea.

También dicen que la clientela habitual ronda los cuarenta, pero si miro a mi alrededor tengo que desmentirlo, pues mi generación está apropiándose desde hace unos años de las virtudes sociales de este ritual, y a marchas forzadas.

Además, las mujeres por lo visto acudimos cada vez más a menudo al Dry Martini., a este local en concreto. No en vano a Javier de las Muelas le apetecía que ganara una mujer este concurso inocente que ha montado estos días, no de cantidad sino de fidelidad. Y le ha salido redondo.

Y entonces ha sonado la campanita y la prensa, previamente convocada por un previsor Javier de las Muelas, y Violeta, que nunca falla y hoy se sentía más reina que nunca, y las cámaras… todos se han abalanzado sobre una discreta Sylvia.

Porque así ha sido, ha ganado una mujer y por eso hemos podido charlar con Sylvia de otra Sylvia, la Plath, de lo bien que sienta que un mal día se disperse como un nubarrón de verano y tener amigas que te saquen de copas, así como lo divertido que es hacerse famosa por azar del bueno. Violeta, mientras, chupaba cámara y se cambiaba de peluca para dar lo mejor de sí, al menos dos veces la hemos visto cambiar de melena lisa a rizada, y los demás nos dejábamos obsequiar con copas diversas y una conmemorativa, la One Million Dry Celebration, que a partir de hoy formará parte de los guiños del Dry Martini entre sus clientes:”yo también estuve aquí el día del 1.000.000″. Las fotos, en breve, en mi blog, The Rosario.

Y mientras esperaremos el siguiente millón, tranquilos, acodados en la barra, que no está nada mal.

FOTO: Jordi Poch

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