9 songs

Si la cólera y el delirio
y la desgracia de amar
me hicieron hacer locuras
y hablar mal del amor,
nadie debe culparme.
Si el amor que he servido
me engaña injustamente,
no sé en quién confiar.

Reproches de amor , de Conon de Béthune

Septiembre de 1995. Estoy en clase de Filología Románica. Una adorable Isabel de Riquer catedrática de Literatura Románica Medieval está repartiendo las fotocopias del programa del curso, pues es el primer día de clase. De pronto, un charco a mis pies. Y no se me ocurre otra cosa que acercarme a la profesora y pedirle que me adelante mi copia pues tengo que marcharme…

-Espere su turno, por favor.
-No puedo, he roto aguas.

Y se montó un delicioso revuelo que a menudo recuerdo con mucha ternura. La catedrática se transforma en gran madre que lo para todo y quiere llamar a un taxi y sentarme y lo que sea. Algunos alumnos me dejan unas monedas para llamar al padre para que venga a buscar(nos), me acompañan a por la única cabina telefónica de la facultad de letras de la Universidad Central, hacen decenas de preguntas de lo más divertidas, ahora que las recuerdo ( “¿duele?”, “¿qué se siente?”, “¿es niño o niña?” ), e incluso se ofrecen a acompañarme al hospital. Además, lo más importante, intercambiamos teléfonos: me pasarán los apuntes.

Al cabo de unos meses regreso con un bebé que ya tiene nombre, Marcel, a continuar con las clases pues los exámenes del semestre están al caer. Isabel de Riquer saluda con carantoñas cada tarde al pequeño alumno, al que ya llama “su ahijado universitario”, y continúa las explicaciones, lecturas y comentarios de su asignatura: Tristán e Iseo es el capítulo del momento. Isabel es una experta indiscutible en la materia (además de todo tipo de estudios sobre aspectos concernientes a las mujeres de la Edad Media en la literatura provenzal, las trobairitz, ese año ha publicado La leyenda de Tristán e Iseo , y con facilidad nos apasiona y empapa de todos los detalles posibles e imaginables sobre tan trágica y sugerente telenovela medieval y…

Marzo de 2006. Simplemente me he acordado de todo esto, de un modo imprevisto. Seguro que el estreno de la película tiene muchísimo que ver, y este mes los ojos de la lírica mundial están pendientes del estreno de una nueva producción de Tristán e Isolda en la Ópera de París que reune a cinco grandes: el director de escena Peter Sellars, el artista de vídeo Bill Viola, el maestro Esa Pekka Salonen junto a los cantantes Ben Heppner y Waltraud Meier. Tan impactante reparto convierte el acto en el acontecimiento operístico del año, pero hay más… Recapitulemos.

Los dos protagonistas

Te ceñiste al dolor, te agarraste al deseo.
Te tumbó la tristeza, todo en ti fue naufragio.

P. Neruda, La canción desesperada

[Tristán e Iseo] En realidad, cualquier relectura de Tristán e Isolda tiene un gran valor, ya que constituye todo un manifiesto sobre la historia de la civilización occidental, referido a las relaciones entre hombres y mujeres.

Es Tristán (a veces Tristrán, Tristant, el triste aludiendo al hecho de que su madre murió al nacer él, poco después de su padre) el héroe de una de las leyendas de origen celta más conocidas de todos los tiempos, la historia de una pasión amorosa enfrentada a un destino trágico, uno de los mitos de amor de mayor difusión universal, un amor que surge del azar, provocado por una equivocación irreversible, no por la afinidad electiva ni por el compromiso social.

Es hijo de Rivalén, rey de Leonís, y de Blancaflor, hermana del rey Mark de Cornualles.

E Iseo (Iseut, Isaut, Isolt, Isalde, Isotta, Isolda ) es su dama. También es un nombre celta que se puede remontar hasta el Essylt cimbro, aunque es probable una derivación del germánico Ishild o Iswalda. Mario Roso de Luna ensancha las relaciones del nombre a Isa, Isis, Elsa, Elisa, Isabel, Isis-Abel… y se inclina por la imagen de Isis como el alma pura que alienta en todos los hombres y es imagen, a su vez, de la antigua diosa solar céltica que da vida y calor a su amante.

Es hija de la reina de Irlanda y sobrina de Morolt (a veces es su prometida, o su hermana); es maestra en las artes mágicas de la curación, lo que permite emparentarla con Medea, y con Ariadna en el mito de Teseo.

Y como se cuenta en el cuento persa de «Valeh y Hadijeh», Su Uno no puede ser nunca Dos; no hay ni despedida ni encuentro.

Lai de la madreselva
[Iseo] Entre ellos dos ocurría como con la madreselva, que se agarra al avellano: cuando está sujeta y prendida y se pone alrededor de la madera, juntos sobreviven sin dificultad; pero cuando luego se separan, el avellano muere rápidamente y la madreselva también.

[María de Francia, Lais, edición de Carlos Alvar, Alianza, 1994]

Primero, los celtas
En una época de mitos con fecha de caducidad, de ídolos con pies de barro, una época en la que las fronteras de Europa son más difusas que nunca, no pueden olvidarse los mitos imperecederos ni de dónde provienen. Empezaremos a tirar del ovillo con los celtas, de quienes se afirma que es probable que su propio sentido de la fatalidad hiciera que estos pueblos valientes, arrogantes y guerreros, que habían conquistado toda la Europa occidental hacia el siglo V antes de Cristo, desaparecieran casi sin dejar rastro, bajo el poder de las legiones romanas y el empuje germánico.
[Tristán e Iseo] Pero, si los celtas desaparecieron, como tales, de la historia de Europa, su espíritu perduró en los mitos que la configuran a ella y a sus gentes y que aún conservan el sabor agridulce de una nostalgia que habla de tiempos pretéritos en los que la magia aún era posible, aunque no liberaba del dolor, la muerte ni el olvido. Uno de ellos, que se convertirá en obra cumbre del arte universal, es el que nos narra los trágicos amores de Tristán e Isolda y las dificultades que interpone el destino para vivir libremente el amor, a lo que se añadirá el recurso al hechizo en forma de geis: un terrible conjuro, una orden mágica de obligado cumplimiento, bajo amenaza de muerte o de deshonra (lo que, para un celta, es aún más grave).
[la dama] Simbólicamente, en la tradición celta, Tristán (uno de los más perfectos caballeros, sólo comparable a Sir Lancelot) representa la luna, mientras que Iseo es la imagen del sol. En el mito, ella presta la vida, el calor y la luz a su amante Tristán , la luna. Por otra parte, en las lenguas célticas, la luna es de genero masculino y el sol, femenino. ¡Ah! Y están, como los archipiélagos, unidos por aquello que los separa.

…aún hoy busco una obra que posea una fascinación tan peligrosa, una infinitud tan estremecedora y dulce como el Tristán , -en vano indago en todas las artes. Todas las cosas peregrinas de Leonardo da Vinci pierden su encanto a la primera nota del Tristán .

F. Nietzsche, Ecce homo

No obstante, nada de lo que concierne a estos dos protagonistas “más allá del bien y del mal” está claro, y resulta difícil encontrar las raíces de este mito-historia que se hunde en el tiempo -el mito griego de Teseo que enfrenta al Minotauro gracias al apoyo de Ariadna, por ejemplo-, y que conocemos muy bien porque se convirtió en una de las tradiciones poéticas más expandidas en la Europa de la Edad Media. Diversos autores señalan asimismo el posible origen oriental, ya sea de algunos episodios, o del conjunto de la obra. Según esta hipótesis, habría sido trasplantada de Oriente a Occidente a través de los árabes de la península ibérica.

Además, los islandeses
Hija del rey de Irlanda, el nombre Iseo no es de origen celta, sino del germano-escandinavo hild, que significa “muchacha”. Se supone pues, que hay influencia islandesa en la leyenda.

Y los hindús…
Y en «el Sueño de Ravan», estudio místico del Ramayana (la Ilíada de la India) que se publicó en el Dublin University Magazine de 1853-1854:

Antes de todo tiempo -más allá- al lado,
tú la recuerdas eternamente,
porque es la primitiva esposa de tu espíritu,
el complemento de tu unidad;
unidos o separados, adversarios o amantes,
entre ella y tú hay un lazo eterno
que, aunque lo intentarais,
no podréis jamás romper;
un lazo del que no es posible libertarse,
puesto que el espíritu tipo nunca
puede separarse de su antitipo;
ella es una porción de tu ser
por toda la eternidad.

Y los afganos, también
La historia siguiente dicen que se cuenta todavía en el Afganistán: Durkhânî ha sido obligada a casarse con un jefe extranjero en vez del hombre a quien ama, Adam Khân. Su único consuelo se halla en la soledad de su jardín, donde ha plantado dos hermosas flores una al lado de otra; la una representa a Adam, y la otra a Durkhânî. Pero un día ve que la flor de Adam se ha marchitado súbitamente, y en aquel momento su marido aparece delante de ella, empuñando una espada manchada de sangre, y le dice que es la sangre de su amado. Durkhânî cae muerta al lado de la marchita flor. Adam no está muerto, sino solamente herido; y al enterarse de la muerte de su amada no pronuncia más que una sola palabra: Durkhânî, y muere. Los enterraron muy lejos uno de otro; pero el amor era más fuerte que la muerte, y ya no se los puede encontrar donde fueron enterrados. Debajo del lugar en que las dos flores, Adam y Durkhânî, florecieron antaño, yacen ahora los dos juntos; las plantas se han convertido en grandes y hermosos árboles, que han entrelazado sus raíces en torno de los cuerpos de los amantes, y entrecruzan sus ramas, proyectando sombra sobre el sepulcro.

(cf. Darmesteter, Chants populaires des Afghans, pág. 117).

El siglo XII, el XIII, etc.
Desde la segunda mitad del siglo XII, su prosificación en todas las lenguas literarias de la Europa medieval fue casi inmediata, apareciendo constantes alusiones a esta leyenda en canciones cultas y populares. Sí, a partir del siglo XII fueron numerosas las variantes de esta leyenda y delirio medieval que incluye todas las características de lo trágico: dignidad del tema, explicación a un problema de la existencia humana, universalidad. Llegó a inspirar relatos y romances en las Islas Británicas, Francia, Alemania, España, Noruega, Dinamarca e Italia, entre otros.
[manuscrito] Son numerosas las versiones literarias (apoyadas unas en otras, ampliadas o diversificadas) que aparecen en los siglos XI, XII y XIII, que se insertan en la tradición caballeresca, cortesana y juglaresca. Hasta principios del siglo XIII esta historia fue recogida por cuatro grandes poemas, dos franceses y dos alemanes; el primero compuesto en dialecto anglonormando (el normando importado del continente) por un autor conocido como Thomas d’Angleterre hacia 1155-1160. Desgraciadamente, sólo se conservan unos pocos fragmentos de esta versión: el final de la historia y un episodio intermedio.
[tristán y merlín] Como bien señala Isabel de Riquer, se trata del lado triste de la leyenda: Tristán e Iseo viviendo separados; el matrimonio sin amor de Tristán con Iseo de las Blancas Manos y la muerte de los dos amantes. Sin embargo, podemos hacernos una idea más completa de este poema gracias a la versión en prosa que de él nos dejó, un siglo más tarde, un monje islandés: la Tristams Saga, a la que ya se ha hecho alusión. Probablemente a losa finales del siglo XII debemos la composición, también anglonormanda, de un escritor del que sólo sabemos que dice llamarse Béroul (tampoco conocemos más de sus compañeros) y de la que únicamente se han conservado 4485 versos, sin principio ni final, que corresponden a la vida de los amantes en el bosque de Morrois. El primer poema en lengua alemana corresponde al sajón Eilhart von Oberg.
[el caballero] Del texto original, fechado hacia 1200, sólo nos quedan unos pocos fragmentos, pero conocemos la versión completa gracias a dos manuscritos del siglo XV que muestran bastantes diferencias estilísticas, pero pocas en lo que se refiere a la historia en sí. Finalmente, debemos el cuarto poema altomedieval a Gottfried von Strassburg, un alsaciano (o al menos vivió en Alsacia) que lo compuso probablemente en torno al año 1210. Su monumental obra, basada en la de Thomas d’Angleterre, como él mismo indica en los versos iniciales, quizá sea la más brillante de las cuatro; pero tampoco nos ha llegado en su totalidad, se interrumpe aproximadamente donde empiezan los fragmentos que conservamos del relato de Thomas.
[vídeo tristan e isolda] Con la historia de Tristán e Iseo , y tantas otras, los trovadores amenizaban las veladas cortesanas de la Europa medieval, especialmente la de Enrique II Plantagenet, rey de Inglaterra, duque de Anjou y de Normandía y dueño (por su esposa Leonor) del ducado de Aquitania pues la historia expresa simbólicamente como culto a la propia alma inmortal y a la pureza de los ideales de honor y lealtad.
[wagner] Amor y muerte

Quisiera Dios que la noche no acabase nunca
para que mi amor no se separara de mí
ni el vigía avistara el día o la aurora.
¡Dios mío! ¡Dios mío! ¡Qué deprisa llega el alba!

Canción de alba medieval anónima

[marc e isolda] Además, la novela en prosa del siglo XIII destaca el hecho de que Tristán moriría si no tuviese relaciones íntimas con Iseo por lo menos una vez cada mes. Todo esto guarda estrecha relación con el calendario celta, que es un calendario lunar.

Con el efecto de la poción mágica el poeta ha dado forma estética a la idea de que Tristán e Isolda se hallan bajo el hechizo de un poder no terrenal, que actúa en ellos de forma irresistible, sin la posibilidad de que les refrene un acto de voluntad.

G. Weber

La historia de Tristán e Iseo fue vinculada a las hazañas de los caballeros de la corte artúrica y sus ecos han llegado hasta nosotros –a partir de los textos conservados de Thomas y Beroul, las versiones de Eilhart y de Gottfried y las adaptaciones al francés moderno elaboradas por A. Mary y J. Bedier-, sirviendo de motivo inspirador de la poesía de Arnold y Tennyson y de una ópera de Wagner (Munich, Real Teatro de la Corte, diez de junio de mil ochocientos sesenta y cinco)
que apasionó a Luis II, quien vio la representación desde su palco real y luego desapareció en su tren especial, camino de uno de sus castillos, de los que tenía una colección, y en los que atesoraba cuadros representando escenas de dramas wagnerianos como la magnífica pinacoteca que puede admirarse en Neuschwantein.

OBERTURA

ACTO I

Escena primera
(En el mar, sobre la cubierta de la nave de Tristán, durante la travesía de Irlanda a Cornualles)

Voz de un marinero joven
Hacia poniente
se dirigen las miradas;
hacia saliente
se desliza la nave.
Fresco sopla el viento
hacia el suelo patrio:
niña mía de Irlanda,
¿dónde estás ahora?
¿Son los soplos de tus suspiros
lo que hinchan mis velas?
¡Sopla, sopla, viento!
¡Suspira, ay, suspira, niña mía!
¡Muchacha irlandesa,
muchacha fiera, amorosa!

[ópera] El 22 de mayo Luis II había dado el nombre de “Tristán” al barco con el que atravesaba el lago de Starnberg (el mismo en que moriría más adelante) para venir a Munich. Al final de la representación, cuentan que los saludos eran interminables y Wagner daba la mano a los cantantes con lágrimas en los ojos. Tres semanas después del estreno murió el tenor Ludwig Schnorr y los adversarios de Wagner lo atribuyeron al tremendo esfuerzo hecho para el estreno de Tristán.

¡Este Tristán será algo terrible! ¡¡Este último acto!! Temo que la ópera llegue a ser prohibida, caso de que una mala representación no parodie el conjunto; ¡sólo las representaciones mediocres pueden salvarme! Las completamente buenas tendrían que volver loca a la gente.

R. Wagner, en una carta a Matilde Wesendonck (su amor imposible).

La Plaza de San Marcos, una impresión mágica. Un mundo absolutamente lejano, vitalmente agotado: concuerda excelentemente con el deseo de soledad. (…) Quiero quedarme aquí (…) Aquí será acabado el Tristán .

R. Wagner, Anotaciones , 3 de septiembre de 1858. Venecia.

Desde entonces su historia ha sido llevada al cine o a la televisión en bastantes ocasiones. Y ahora, este año, la 20th Century Fox nos cuenta en una actualización cinematográfica de la leyenda que Tristán es uno de los más fieles caballeros de Lord Marke, líder nacionalista inglés que pretende liberar a Inglaterra del dominio irlandés. Y es en esta producción de Ridley y Tony Scott en el que el cine ha apostado más fuerte. Casi treinta años lleva Ridley Scott con el proyecto en la cabeza, pero ha tenido que ir retrasándolo por distintos compromisos.

Con guión de Dean Georgaris (“El mensajero del miedo”) y la dirección de Kevin Reynolds (“Waterworld”), aquí Isolda (¿por qué no la llaman Iseo , en castellano), hija del rey de Irlanda, dará cuidado a Tristán tras una batalla con impresionantes paisajes de la que sale gravemente herido, dándole por muerto.

Y al quite de su actualidad más actual, Ediciones Siruela, coincidiendo con el estreno de la película basada en esta historias en los cines, publica ahora Tristán e Iseo en la primera traducción al castellano donde aparecen todas las versiones francesas en verso que se redactaron y divulgaron durante la segunda mitad del siglo XII hasta las primeras décadas del XIII.
En un segundo volumen, Tristán e Isolda , de Eilhart von Oberg y Gottfried von Strassburg están las versiones alemanas.

La historia y sus variantes
En el atemporal mito celta de la pasión desventurada Tristán era un joven caballero del séquito de su tío, el rey Marc de Cornualles. Un día, cuando una golondrina dejó caer un cabello rubio a sus pies, éste declaró que había de casarse con su propietaria.
Tristán parte un su busca y llega a Irlanda, donde mata a un dragón que asolaba el país y solicita la mano de Iseo , la hija del rey, la mujer que estaba buscando.

Matar al monstruo para salvar a la dama

Antes de llegar hasta Isolda , Tristán debe combatir y aniquilar a Morold, personaje de la sombra, que representa el Caos original, el propio caos de Tristán , su propia consciencia, aún dormida.

Más tarde, antes de ser devorado por las llamas de Isolda en su amor absoluto e incomprensible, debe combatir y aniquilar al dragón, otro aspecto de las oscuras inhibiciones que impiden el nacimiento a la luz.

J. Markale.

En un terrible combate, decíamos, Tristán vence a Morold de Irlanda, a quien Mark debía pagar anualmente un tributo de cien doncellas; pero a cambio, Tristán queda incurablemente herido por una flecha envenenada. Abandona la corte y se aleja en una barca sin remos, ni velas, ni timón, sólo en compañía de su lira; así llega prodigiosamente hasta las tierras de Irlanda, donde Isolda la rubia, experta en artes médicas y mágicas -como lo fuera su madre- logra curar su herida.

Tristán se presenta bajo el nombre de Tantris, fingiendo su identidad, pero Isolda lo reconoce como el vencedor de Morold, pues compara la melladura de su espada con un fragmento de metal que ella había extraído del cráneo del vencido. Así, llevada por la compasión -y tal vez por una naciente atracción- atiende al herido.

Tantris : Es el nombre que toma Tristán para presentarse en Irlanda, ya sea la primera vez cuando acude herido por Morolt, sin rumbo y en manos del destino, como la segunda vez en que llega para conquistar la mano de Iseo , la que luego habrá de entregar a su tío Mark.
En ambos casos es un nombre significativo, no sólo por la inversión de las sílabas, sino de los valores: ya no es el brillante caballero, sino el “necromante tántrico” que acude en busca del auxilio de la maga Iseo , o que engaña a Iseo para entregarla a otro hombre.

“Mor” significa en celta “mar”, pero también “alto”, “grande”. Es, en síntesis, el monstruo que debe abatir Tristán-Teseo.

El viaje
Tristan llevará entonces a Iseo al reino con el objeto que la princesa desposara al rey Marc, la personificación del “karma” o ley del destino. Es el único que sobrevive a la catástrofe final del drama, y es la causa por la cual se desencadena todo.
Mientras, la madre de Iseo prepara un filtro mágico que entrega a la doncella de su hija, Brangain, para que diera de beber de él al rey asegurando así el amor por su hija.
Pero la doncella, por error, cambia las pócimas (llevaban otra venenosa, por si acaso). Durante el viaje de Irlanda a Cornualles, cuando Isolda , ofuscada por su resentimiento o confundida por lo que empieza a sentir por Tristán, ofrece a Tristán , engañándole, un supuesto Licor de la Reconciliación que ella cree el Licor de la Muerte, pues ella piensa que es mejor la muerte que la traición o prefiere que ambos mueran antes que vivir separados. Pero en el colmo de los equívocos posibles, éste en realidad es el Filtro del Amor, con lo cual la pareja queda unida por una pasión invencible.

La pasión
El tema de las almas gemelas tampoco falta, pues los protagonistas van alcanzando gradualmente una perfección que supera la pasión humana para transformarse en posesión plena y recíproca, en identificación de uno con otro, en transustanciación de uno en otro.
Pero se suceden los obstáculos. un día, escuchan a lo lejos el rumor de una partida de caza (como en el inicio del Acto II del drama de Wagner lo oye Brangäne, previendo el peligro, mientras Isolde sólo percibe el delicioso murmullo de la fuente): el rey y sus caballeros perseguían a un ciervo blanco. Al sospechar, muy acertadamente, que la montería proviene del castillo de Marc, y temiendo ser descubiertos, aquella noche los amantes durmieron en el lecho cristalino separados por la espada de Tristán (lo que, según Campbell, es una violación de la ley del amor, en nombre del honor, que señala el principio del fin). Este episodio aparece, aunque con variantes, en todas las versiones de la leyenda.
[los amantes] ¿Por qué se acuestan así estos dos amantes? En casi todos los textos (salvo en el de Eilhart en el que Tristán tiene la incomprensible costumbre de situar su espada en el centro del lecho que comparte con la reina), es por puro azar por lo que son descubiertos vestidos y separados, lo que Marc confunde con una prueba de castidad que le impide cumplir con su primera intención que es la de matarlos en ese mismo momento. De esta manera, el furioso y vengativo rey de los textos franceses se apiada de su esposa y de su sobrino, y se aleja del bosque, no sin antes cambiar su espada por la de Tristán y su anillo por el que lleva en el dedo la dormida Isolda (ha adelgazado tanto que a Marc le es muy fácil quitárselo sin despertarla), mientras que, con uno de sus guantes, impide que un rayo de sol perturbe el sueño de la reina.
Como bien recalca Isabel de Riquer, el soberano, en este episodio, realiza un triple gesto de investidura genuinamente francés y feudal: per glaudium, per anulum, per guantem (por espada, por anillo, por guante), lo que puede tener un doble sentido: por un lado, el rey recalca que Tristán es su vasallo (espada) y, a la vez, da muestras de su perdón (anillo) y de su ternura (guante) hacia ambos. Pero los enamorados, que no reparan en el guante, sólo ven en el cambio de espadas la autoafirmación del poder del rey y en el de los anillos una llamada al deber conyugal, por lo que deciden huir precipitadamente del bosque.
Sea como fuere, los amantes conmovidos por la clemencia del rey, no tardaron en volver a la corte, en la que se les prohibió encontrarse a solas, pero no tardaron tampoco en volver a ser descubiertos, en el jardín del castillo, uno en los brazos del otro.

Las dudas de Marc se disiparon y Tristán tuvo que huir solo de la corte. Señor, le dijo la reina al despedirse:

nuestros corazones y nuestras mentes han estado unidos demasiado tiempo, demasiado estrecha e intensamente, como para que nos fuera dado alguna vez experimentar lo que significa la palabra “olvido” aplicada a ellos. Tanto si estáis lejos de mí como a mi lado, no habrá de cualquier modo en mi corazón vida o cosa viva alguna que no sea Tristán, que es mi cuerpo y mi vida. Señor, a vos he confiado hace mucho tiempo mi cuerpo y mi vida. Cuidaos de que ninguna mujer os separe alguna vez de mí.

La separación (social) inevitable ¿?

Todo lo que se sufre merecidamente hay que sobrellevarlo con paciencia, pero el castigo que viene cuando no se merece, viene para causar dolor.

Partenio, Sufrimientos de amor

Siguiendo las huellas de Teseo, Tristán conquista a Iseo, pero no para sí mismo: Teseo entrega Ariadna a Dionisos, y Tristán entrega Iseo a su tío el rey Mark mientras sin querer va poniendo en funcionamiento los más arcaicos secretos que atañen al hombre: Mente y Sexo, Vida y Muerte, Amor y Guerra.
Así, Iseo se casa irremediablemente con Marc, cumpliendo así su palabra, aunque continúa siendo amante de Tristán entre angustias y torturas. También, en otros autores, Brangania la doncella ocupa el lugar de Iseo en la noche de su boda con Mark, para esconder la culpa de su señora.

En varias ocasiones, mientras mantienen su amor contra las normas, se libran por muy poco de ser descubiertos y… A partir de aquí son varios los desenlaces, según las distintas versiones.

Diferentes finales, a cual más trágico

… Mas tal embriaguez es en vano. El corazón, impotente para resistir, desfallece de nuevo para consumirse en el deseo inasequible, pues que todo deseo logrado es el germen de otro más ávido, hasta que en el postrer decaimiento alborea en el alma desgarrada el presentimiento del deleite supremo: la delicia de la muerte y del no-ser, la definitiva redención, sólo lograda en el maravilloso reino del que más nos alejamos, cuanto más y con más impetuosa fuerza nos obstinamos en penetrarlo… ¿Llamaremos a eso morir? ¿O es más bien aquel oscuro mundo del Misterio del cual surgieron una hiedra y una vid estrechamente entrelazadas sobre la sepultura de Iseo y Tristán, como la leyenda nos cuenta?…

R. Wagner

Todos los finales que se han ido dando a la historia poseen el rasgo común de la complejidad trágica y nada aburrida, pues todo artista que ha tomado este tema ha soñado con rimar el poema que abarque todo su ser, componer la sinfonía del universo que lo envuelve, en todo su trágico conjunto.

Es tan cierto y seguro como la muerte, y yo mismo lo he experimentado con mucho dolor: el que ama con perfección gusta de las historias de amor dolorosas. Quien quiera escuchar una historia de amor, aquí permanezca. Yo le contaré acerca de nobles amantes que fueron a mostrar un anhelo puro: un amante y una amante, una mujer y un hombre, Tristán e Isolda , Isolda y Tristán .

Gottfried von Strassburg

Es lo que tenía el amor cortés: se suponía que un amor inalcanzable elevaba el alma del enamorado, lo empujaba a realizar las más locas tareas y templaba su espíritu a fuerza de negativas, pero en la mayoría de los romances la consumación del amor traía aparejado algún castigo en plan París, Texas .

Ya que jamás disfruté en mi existencia de la verdadera dicha del amor, quiero ahora elevar al más bello de todos los sueños un monumento, donde, de principio a fin, se sacie plenamente este amor; he esbozado en mi mente un Tristán e Isolda , la más sencilla pero a la vez la más vigorosa de las concepciones musicales; con la bandera negra que ondea al final me cubriré después… para morir.

R. Wagner

Ni Tristán e Iseo se zafaron de ese destino, aunque sí pudieron evitar la condena moral, pues el haber bebido sin saberlo un filtro de amor los hacía inocentes.

Llamemos Palabra a la novia
y al novio Mente;
quien quiera morar con Hafiz,
ha de hallar esta boda.

Goethe, epigrama

NOTA: Hafiz es uno de los mayores filósofos sufís.
[mex 19 de marzo] En definitiva, el de Tristán e Iseo es un amor particular, repleto de paradojas, contradictorio: era alegría y sufrimiento a la vez, angustia y exaltación. Pero de todos esos sentimientos encontrados surgieron hermosas obras y, nos guste o no, todavía nuestra cultura conserva mucho de él.

Los tres principales finales de esta telenovela del medievo son:

1. El rey Marc, muerto de celos, mata a Tristán en cuyo abrazo mortal también mata a Iseo , enterrándose uno al lado del otro.

2. Tristán es desterrado y se casa con otra Iseo (“ Iseo la de las blancas manos”, hija de Hoel, rey o duque de Armórica o de la Pequeña Britania, un personaje que la mayoría de los autores considera posterior y accesorio al mito original). Su nombre y su belleza le hacen aún más doloroso y vivo el recuerdo a Tristán de la reina de Irlanda, y además Isolda la de las Blancas Manos muy pronto se enamorará del héroe.
Pero él sigue perdidamente enamorado de la primera Iseo y se consume de amor por ella. Así, su amor por la primera Iseo le impidió consumar el matrimonio y su esposa, frustrada, inventó una mentira que finalmente lo llevó a la muerte. Cuando Tristán está a punto de morir, después de enviar por Iseo para que la cure, su esposa le diche que el barco que ha enviado para traerla tiene velas negras, lo cual es signo de rechazo. Entonces, Tristán muere de pena. Pero Iseo sí viene en el barco y entonces, también muere de pena.

3. Tras el destierro, Tristán vuelve a Cornualles y finge estar loco para volver a ver a Iseo . La gente se burla de él, pero consigue verla. En otras versiones, Tristán se vuelve loco de verdad.

… y fin

Uno llamó a la puerta de la Amada, y una Voz preguntó desde dentro: «¿Quién está ahí?» y él respondió «Soy yo». Luego dijo la Voz: «Esta casa no puede contenernos a Ti y a Mí». Y la puerta no se abrió. Luego el Amante se fué al Desierto, y ayunó y oró en la soledad. Y al cabo de un año volvió, y llamó de nuevo a la Puerta. Y otra vez la Voz preguntó: «¿Quién está ahí?» Y él dijo: «Eres tú». Y la Puerta se le abrió.

Parábola sufí de Jelaluddin

Bajo el follaje de muchas fábulas yace
la verdad para aquellos que la buscan; si quieres
mirar detrás de él y hallar el fruto
(al cual la mano sabia ha hallado su camino)
cumple tu deseo – No es cuento de Mí y de Ti,
aunque Tú y Yo somos sus intérpretes.

R. Wagner, epílogo que él denomina «el significado del relato»

[tristán e isolda]

CURIOSIDADES VARIAS
He aquí una muestra de las películas en las que la música de “Tristán” suena como banda sonora de las mismas.

Mar adentro (España, 2004) de Alejandro Amenábar
Luis, Requiem por un rey virgen (Alemania-Austria, 1975) de Hans Jürgen. Dirección de Wilhelm Furtwängler.
Un perro andaluz (Francia, 1929) de Luis Buñuel
In memoriam (España, 1977) de Enrique Brasó
Excalibur (Estados Unidos, 1981) de John Boorman
Coto de caza (España, 1983) de Jorge Grau
Puente de Varsovia (España, 1989) de Pere Portabella
Coros y Orquesta Sinfónica de Innsbruck; dirección de Robert Wagner
El Dorado (España-Francia- Italia 1988) de Carlos Saura
Grito de piedra (Alemania-Francia-Canadá, 1991) de Werner Herzog
El misterio Von Bulow (USA, 1990) de Barbet Schroeder
Rebeldes del Swing (USA, 1993) de Thomas Carter
Primavera en otoño (USA, 1993) de Eugene Forde
Romeo y Julieta, de William Shakespeare (USA, 1996) de Baz Luhrmann
Species: especie mortal (USA, 1995) de Roger Donaldson
Sinfonía en Soledad (Canadá, 1993) de François Girard

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