Yas Recht, pastora d’ovelles a Les Guilleries‬.

Nací en 1985 en Buenos Aires, Argentina. En 2008 dejé mi tierra para emigrar con un catalán a su monte.

Después de tener un hijo, planar un huerto y leer muchos libros, decidimos juntos, en 2014, crear nuestra pequeña granja de ovejas y vacas lecheras de pastura con quesería artesanal.

En Argentina dejé a medias los estudios universitarios de Literatura y me formé en Gastronomía. Ya en Barcelona, profundicé mi formación de pastelería y empecé a alejarme del gremio a partir de una formación en alimentación naturista de la Medicina Tradicional China. La maternidad me llevó a formarme como doula y asesora de lactancia.

De manera impensable, todas las respuestas formativas que le di a mi curiosidad se aunaron en la figura del pastoreo. Junto a mi pareja, nos formamos como pastores en Euskal Herria y, de regreso a Catalunya, encontramos una finca arrendada donde asentar nuestro proyecto familiar.

Gestionamos 80Ha, trabajamos para recuperar los prados y aprovechamos los recursos del bosque como alimento y refugio para los animales. Todas nuestras instalaciones están concebidas para ser funcionales y versátiles. No tenemos espacios edificados con hormigón ya que creemos que la huella que dejemos detrás de nuestra labor tiene que ser únicamente fertilidad para este espacio natural. El camión transformado en nuestra quesería sigue la misma línea de pensamiento. Para su financiación, hace un año, dimos por exitosamente finalizada una campaña de micromecenazgo.

Somos una empresa donde ambos lo hacemos todo y trabajamos en igualdad de condiciones. Una empresa agroalimentaria familiar que aspira a mantenerse siempre pequeña, aumentando únicamente la capacidad de autosuficiencia con el paso de los años. Controlamos todos los procesos involucrados en nuestro ciclo laboral: rotación de los prados establecidos, sembrado, sega y empacado de forraje, monta natural del rebaño, esquila, ordeño y transformación de la leche, venta directa de nuestros productos, márquetin y difusión…

Hace un par de años comprendí que me labré un oficio a la par de un modo de vida y que el vivir, pensar, proyectar, sufrir y querer en función del trabajo que desarrollo me hace inequívocamente esto: una pastora.

El 8 de marzo de 2018 encontré el camino donde buscar respuestas a inquietudes vitales y creativas: conocí el colectivo Ramaderes de Catalunya, pastoras feministas de rebaños en extensivo. Mujeres que comprenden que nos corresponde recuperar los conocimientos de robados, mujeres que junto a sus animales gestionan y modelan paisajes, mujeres que defienden la integridad de productos alimentarios ligados a un espacio, a una ruralidad autosuficiente y respetuosa con el medio. Somos mujeres unidas de forma autogestionada, libres de jerarquías, asamblearias y libres de dependencias de organismos e instituciones de ningún tipo.

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