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Màrius Serra | LA VANGUARDIA | 24-4-2012


A mediados de febrero Julià Guillamon acuñó el concepto novela Julio Iglesias para calificar en el Cultura/s la segunda obra que Xavier Bosch ha dedicado al detective Dani Santana (Homes d’honor). La idea era que algunos éxitos de Iglesias jugaban a confundir la ficción de la letra con algunos aspectos de la vida del cantante, igual como hace Bosch con su vida pública de periodista. Evitaré a toda costa aplicarlo a otros autores, a pesar de que no costaría confundir a una colaboradora con Empar Moliner, a un vampiro con Sebastià Alzamora, a una mujer veloz con Imma Monsó, a un anarquista hedonista con Lluís Llach o a una fantasiosa sexual con Roser Amills. En cambio, lo que ningún crítico podía vaticinar es que éste sería el Sant Jordi de Luigi Pirandello, con la novedad que aquí sus famosos personajes van en busca no de autor sino de lector.

En la entrada del Regina esquivo a un cabezudo disfrazado de Elvis Riboldi para promocionar unos libros infantiles. Dentro, me aborda el mismísimo Sherlock Holmes: “Mister Serra, I have learnt Catalan solving daily your crosswords at La Vanguardia”. El actor, con bigote y pipa, habla un perfecto inglés pero lleva en mano un libro de enigmas de Holmes en castellano, que firmará. Más allá de personajes famosos que aprovechan Sant Jordi para repartir autógrafos cobrando, otro tipo de personaje atrae a los medios. Va de rosa, Pantone pantera, y sostiene una portada de cartón pluma de la versión catalana del libro de Jonas Jonasson: L’avi de 100 anys que es va escapar per la finestra. Lleva un cartucho de dinamita en el bolsillo, como el anciano de la portada, con la única diferencia que el suyo no está prendido. El hombre que trabaja haciendo de abuelo centenario es Quimet Pla, un excelente actor que saltó de la Passió de Olesa a Comediants, y hoy encarna (nunca mejor dicho) a Allan Karlsson, el protagonista de la novela traducida del sueco que será, probablemente, la más vendida. Karlsson y Holmes se colocan en la foto al lado de escritores y famosos con naturalidad pirandelliana. Si se confirma la tendencia, el próximo Sant Jordi algunos escritores un poco perezosos, que de haberlos haylos, podrían reclamar a los editores lo mismo que ha conseguido el sueco Jonasson haciéndose el ídem: un actor disfrazado de su personaje para salir a firmar ejemplares de su libro. Es más descansado, crea puestos de trabajo y resulta una evolución natural del Día de Sant Jordi, cada vez más cerca de transformarse en una verdadera fiesta pirandelliana. Una fiesta de disfraces.

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