“Una mujer libre es justo lo contrario de una mujer fácil”.
Simone de Beauvoir
Cuando reflexiono sobre las evoluciones que he superado me doy cuenta de que todo ha sido para bien, disgustos incluidos. Todo me ha hecho crecer y comprobar el alcance de mis límites, cada vez más flexibles. Y por eso me siento completa, porque contengo todo cuanto soy sin esconderme nada a mí misma, primero y más importante, y capaz de mostrarlo, que no es tan fácil como parece a simple vista.
1) Soy una mujer libre en una sociedad libre, lo que tiene poco mérito, pero si acerco la lupa a esa libertad me doy cuenta de que aunque esté ahí fuera, a mi disposición, es responsabilidad mía conquistarla a diario. ¿Cómo se conquista esa libertad? Pues con la coherencia necesaria: si quiero tener derecho a decidir, tengo que pronunciarme y decir que sí y que no cuando corresponde, sin medias tintas, y con el valor de defender lo que pienso. Por otro lado, la verdadera libertad no es hacerlo todo, sino hacer lo que quieres hacer. No es hacer lo contrario de lo que los demás te dicen que tienes que hacer, sino dejar de hacerlo y explicarles por qué con las mejores palabras. Superé la rebelde sin causa de mi adolescencia, no hace mucho, y la verdad es que merece la pena.
2) No trato de gustarle a todo el mundo: sé muy bien cómo soy, con mis virtudes y mis defectos, y que me lo cuenten como un reproche es como escuchar la lluvia, las descripciones ya no surten efecto, ahora estoy más atenta a las críticas constructivas y los halagos que salen del corazón. Y, lo más importante: me acepto. Dicho de otro modo, con unos cuantos ejemplos: me maquillo y disfrazo únicamente para divertirme, y si dejara de divertirme dejaría de hacerlo. Y puedo ser guapa o fea si me lo propongo, una vez has probado este poder de súper heroína ya puedes enfrentarte a todas las situaciones sin miedo. Si me llaman fresca, digo que a mucha honra. Y añado que soy muchas cosas más.
3) No baso mi existencia en mi cuerpo: el cuerpo evoluciona, pero por suerte también soy un tejido complejo de emociones, lecturas, reflexiones, gestos, complicidades, recuerdos, pruebas y errores, ilusiones, carcajadas, llantos y fluidos efervescentes. Por eso además de bailar, fotografiarme desnuda o dejarme llevar por mis deseos más primarios, escribo libros, escribo poemas, leo, me comunico y aprendo cuanto puedo, hablo con amor con mis padres, con mis hijos y con mi pareja de todos los temas que teníamos pendientes, no me conformo con ser una mujer montada sobre sus tacones pero me monto en ellos cuanto me place y hago unas volteretas que desafían la fuerza de la gravedad y el decoro de los serios, hay que ser más que una chica mona simplemente siéndolo y las que se quejan de que no se valora su inteligencia, pues que le saquen brillo… y brillará. Pero no nos engañemos, no releo El Quijote, hay que conquistar el puesto de chica lista siéndolo y no aparentándolo, se es feliz siendo un cuerpo que piensa a borbotones y lo comparte con todos sus defectos para pensar un poco más allá, y siempre que se pueda a favor de la felicidad, propia y ajena. Pensar para lo malo o para los demás es un gasto inútil y la vida no dura tanto como para estos despilfarros.
4) Adoro ser madre pero me gusta que mis hijos vuelen fuera del nido para hacer sus vidas como les dé la gana sin madre superprotectora de marras, me gusta ser la princesa de los cuentos pero también sé ser todos los demás personajes y agradezco que me dejen probarlos, me gustan los vestidos de princesa pero que sean cómodos para subirme a los árboles, si de pronto me da una ventolera y me apetece. Y mi culo, mis tetas y mi coño son míos, me gusta el sexo y así lo vivo, con gusto, para que nadie se lleve a engaño: del sexo venimos todos y cada uno de nosotros, ¿cómo podría no gustarme?
5) Soy una usuaria avanzada de mis orgasmos y no dependo de nadie para conseguirlos, sino que trabajo en equipo en una tarea de lo más agradecida: pasarlo bien. Me masturbo porque me da la gana y mis orgasmos pueden venir también con una ducha calentita, un té verde en una plaza concurrida, una charla por teléfono o una puesta de sol, aunque que mi pareja me empotre contra el sofá también funciona de maravilla. He aprendido a confesar mis miedos y mis complejos sin disimulos (tengo la nariz muy grande y las tetas pequeñas, sí, las he heredado de miles de años de antepasados sucesivos, como también he heredado mi forma de ver el mundo y la sabiduría para mirarlo todo con ternura, que es como se mira lo efímero) y no dejo fermentar ninguna duda por exceso de delicadeza: aquí y ahora, las cosas claras y el amor, dulce y espeso!
Y, lo más importante:
mi lado serio trabaja duro mientras el otro se divierte!
Me río cada día unas cuantas veces de mí misma y lo comparto con mis performances, mis tuits, las fotos de mi culo en los lavabos públicos para que aprendamos a dejarnos de remilgos y llamemos a las cosas y a las no cosas por su nombre, escribo posts con unas cuantas carcajadas en plena calle internáutica cuando tropiezo o las cosas no salen como quería. Probadlo. Sienta de maravilla e ilumina las neuronas sobre la verdad que hay que tener presente cada día: la vida es un juego, las reglas son complicadas pero ahí está la gracia, cada día aprenderás algo nuevo hasta el último de tuis días (y si te crees que no es así, vas mal) y con una sonrisa a flor de piel siempre dispuesta se vive mejor.
Y a qué viene este post? Pues a la máxima popular de que dar ejemplo no es la principal manera de influir en los demás. Es la única manera.
TOTALMENTE IDENTIFICADA! me encanto tu descripcion de todos y cada uno de los puntos!!!
Inteligente divertida y tipazooo
Estic d’acord amb tu!
¡Me encanta!¡Que bueno es reirse de una misma!
Sí!! lerelelererleléeee ;)) Si nos reímos de nosotras mismas somos invencibles ;))
Simplemente espectacular. Todas (y todos) tendríamos que aspirar a ser, por lo menos, un poco más como tu (por no decir por completo). 🙂
Lo somos, si nos lo permitimos: estamos abocados a divertirnos con lo que hacemos, el ser humano es el más juguetón de los mamíferos ;))