por Gabi Rodas, 19 de octubre 2025
Su libro premiado, con el título provisional de ‘Todo el mundo es sabio hasta que se sienta a escribir’, aborda la relación que mantuvieron Ramon Vinyes y Gabriel García Márquez
«Ramón Vinyes es un dramaturgo catalán, republicano, que se marcha a las Américas en 1913, y termina montando una librería en Barranquilla (Colombia), donde conoce a un jovencísimo Gabriel García Márquez», explica
«Este premio es una recompensa a diez años de mi vida entregados a la escritura», confiesa la autora, galardonada con 18.000 euros por un jurado integrado por Luis Alberto de Cuenca, Juan Manuel de Prada, Espido Freire y la ganadora del Planeta 2024, Paloma Sánchez-Garnica.
Enhorabuena Roser. ¿Ha podido pegar ojo?
Apenas he dormido. Insomnio por gratitud.
La literatura en ocasiones es agradecida.
Este premio es una recompensa a diez años de mi vida entregados a la escritura.
Vayamos al origen. ¿Cómo nace este libro?
En la primavera de 2015 fui invitada a participar como jurado de un premio de fotografía de mujeres, en Berga, en la biblioteca Ramon Vinyes. Cometí el error de preguntar quién era.
¿Quién es Ramon Vinyes?
Un dramaturgo catalán, republicano, que se marcha a las Américas en 1913, y termina montando una librería en Barranquilla (Colombia), donde conoce a un jovencísimo Gabriel García Márquez. Ese autoexilio lo atribuye a las capillitas y mediocridades literarias de Barcelona que le desesperaban.
¿Cómo era el ‘Gabo’ casi adolescente?
Estaba totalmente perdido. Había abandonado su hogar, los estudios y el sentido de su vida cuando llegó a Barranquilla. Quería escribir pero no tenía ni disciplina ni respeto por el arduo trabajo que se requiere para llegar a escribir bien. Eso escandalizó a don Ramon, y le dio varios tirones de oreja.
Pero el que se hizo totalmente famoso y triunfó fue García Márquez.
Conocedor de que Vinyes había sido crucial, Gabo lo inmortalizó como personaje importante en Cien años de soledad, “el sabio que había leído todos los libros”, y además exigió a su editor la publicación de la traducción al catalán, y se la llevó a Berga para rendirle homenaje póstumo.
Usted también se fue de su tierra en su momento.
Me he identificado mucho con la necesidad de buscar un lugar amable para escribir. Vinyes no lo encontró y yo sigo buscándolo.
¿Se lo han puesto fácil en Mallorca?
He recibido muchas patadas hacia arriba. Cuanto peor estaba es cuando más me aferraba a avanzar y terminar esta novela.
“Todo el mundo es sabio hasta que se sienta a escribir”. Es lo que único que sabemos de su premiada novela.
Es el título provisional con el que presenté esta novela sobre Ramon Vinyes al Premio Ciudad de Badajoz 2025, y sintetiza lo que sienten los personajes de la novela, autora incluída. Además es un juego, así le llama en clave García Márquez en los últimos capítulos de Cien años de soledad, y es Vinyes el que aporta la clave para descifrar los pergaminos que resuelven la novela de Macondo.
¿Qué ha sentido la autora durante el proceso de creación?
En muchos momentos, desesperación, falta de conexión con los personajes, de documentación… Incluso me puse a escribir teatro para conectar mejor con el Ramon Vinyes dramaturgo. En sueños, seguía trabajando, y una noche al principio se me apareció el propio García Márquez corrigiéndome la novela. De 500 páginas salvaba 10, de eso hace cinco años.
¿Qué relación mantienen ambos en su novela?
Es una relación tensa. Ramon Vinyes, con 60 años, envidia la juventud de ‘Gabito’, por todo lo que tiene por delante. Y este ansía ser como ese “sabio que había leído todos los libros”. Fue una amistad crucial para ambos.
Pocos lectores sabrán que Ramon Vinyes estuvo en Mallorca.
Asistió a unas jornadas de sabiduría en el desaparecido Hotel Formentor impartidas por Keyserling, un filósofo alemán con ínfulas del prenazismo, ideas que estaban en auge en Mallorca, algo que también se desconoce.
El fascismo vuelve a estar muy presente en Mallorca.
Si revisamos nuestra historia vemos que nunca ha dejado de estarlo, y ahora además incluso los más tontos proclaman sus malas ideas y pensamientos desde posiciones de poder, contra el sentido común y la inteligencia, y no se avergüenzan de ello.
El jurado que la ha galardonado incluye a personalidades como Luis Alberto de Cuenca, Juan Manuel de Prada, Espido Freire y la ganadora del Planeta 2024, Paloma Sánchez-Garnica. ¿Sorprendida de que un tribunal tan variopinto haya logrado unanimidad en su fallo?
Estoy muy emocionada. Es un premio prestigioso, con 29 años de historia. Seguí en directo la retransmisión de la gala, desde el Flexas, y varios camareros me vieron llorar. De hecho, bromearon conmigo sobre cómo me había presentado la portavoz del jurado, Espido Freire: “Su azarosa vida de escritora incluye formación de clown, un desahucio y comedores sociales, activismo feminista, obras de teatro…” Me invitaron a la cerveza.