Acabo de encontrar a “Asja” –publicada año 2017 por Editorial Comanegra–, que me ha llevado de la mano a una interesante escritora mallorquina Roser Amills, cibernética en las redes sociales y consagrada al periodismo televisivo y retador en “La Vanguardia”. Premio a tutiplén de organismos oficiales de la ciudad condal y de la Universidad Politécnica de Madrid. Traducida a varios idiomas. Cuarta novela –amor de dirección única– como as para jugar la partida correspondiente a la mujer que fascinó a Walter Benjamin. En Berlín, año 1955, la directora de teatro letona Asja Lacis, que ha sufrido cautiverio de diez años en un campo de trabajo de Kazajistán, visita a su amigo Bertolt Brecht que le informa con todo lujo de detalles del suicidio del filósofo Walter Benjamin, contradictorio pensador del siglo XX y luz rielante para la dramaturga curlandesa.
En esta ocasión desmenuzo poco el texto de tan singular biografía. Cierto que la escenógrafa pretendía recuperar a su amado de ese pozo de muerte al que él sin ella se había lanzado en Portbou. Quería dirigirse a él más allá de sus habituales trucos y máscaras teatrales…
Lo feliz que había sido amándole mientras trataba con todas sus fuerzas de hacerle creer o contrario. Las paradojas que saltan al libro servido en castellano… Que brinda en portada un rostro femenino “aunque la editorial no ha podido conocer el nombre del autor o propietario de la imagen…” (sic). Estudio crítico y tópico de las barbaridades, crímenes, purgas y dictaduras soviéticas que mantienen, sin embargo, luz de supervivencia negativa sobre la revolución del proletariado. Algo similar –saltando sus límites teológicos– entre el payés santificado por Roser Amills y el propietario del huerto de Getsemaní evangélico pisoteado y repisoteado por muchedumbres de gentes confusas y desordenadas que acudían a escuchar a Jesús aun cuando hoy le hayan dado espalda a la iglesia y a sus enseñanzas…

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