Aquí os dejo la página publicada el pasado domingo en el diario El Tiempo, el más importante de Colombia, por el periodista Alejandro Baena

Un libro revela con detalle las prácticas sexuales más atrevidas, estrafalarias y divertidas de celebridades de todos los tiempos.

Foto: Archivo particular
El inventor de la bombilla, Thomas Alva Edison, se excitaba hablando en clave morse con su novia. El genio estadounidense, que quedó casi sordo desde niño como consecuencia de la escarlatina -una fiebre epidémica-, aprendió el lenguaje de puntos y rayas y se lo enseñó a su chica, 20 años menor. Cuando iban al teatro, Edison le telegrafeaba en sus muslos desnudos, y no precisamente los diálogos de los actores.


Para Dalí, no había nada más erótico que una chuleta de cerdo (de hecho, tiene un autorretrato junto a una loncha de tocineta). La comida era su mayor fantasía sexual. Tanto, que soñaba con empequeñecer a Gala para tragársela como una aceituna.


A Tolstoi lo ‘calentaba’ que su mujer leyera sus diarios de soltero; Sartre se moría por las jovencitas vírgenes y Maupassant llegó a escribir que para tener una erección solo tenía que pensar en ello. 
Partiendo de ese aforismo que dice que ‘la imaginación no delinque’ -y que predicó el cineasta Luis Buñuel-, la escritora española Roser Amills se dedicó a bucear en los pensamientos más subidos de tono de celebridades de todos los tiempos y los reunió en el libro ‘Las 1.001 fantasías más eróticas y salvajes de la historia’  (Ediciones Lectio).
Archivos íntimos
La idea se le ocurrió mientras trabajaba en un poemario erótico, para el cual comenzó a investigar en biografías, cartas íntimas, películas y archivos de todo tipo sobre cómo los famosos hablaban de su propia sexualidad. 
Pero sus descubrimientos -algunos verdaderamente estrafalarios- fueron tan interesantes que, casi como una ‘voyeuse’, tuvo que seguir fisgoneando hasta que reunió más de mil anécdotas, que se convirtieron en otro libro.
“Empecé por los tópicos, aquellos personajes que todos suponemos que han tenido una vida ‘divertida’, como Marilyn Monroe o Madonna -cuenta la autora en diálogo telefónico con EL TIEMPO desde Barcelona-. Pero luego fueron apareciendo otros que parecían muy serios y que resultaron tener mentes bastantes calenturientas. Esos, para mí, son los más divertidos”. 
Cuesta imaginarse, por ejemplo, al denso Joyce, el mismo de Ulises, comprándole lencería sexy a su mujer. Pero lo hacía, y le encantaba que ella le pusiera unas gotitas de perfume. O a Bécquer, romántico por antonomasia, fantaseando con vírgenes desnudas en cementerios. 
También están los torturados, como Kafka, quien se masturbaba compulsivamente como consecuencia de su traumática primera experiencia sexual, en la que contrajo la sífilis. “Qué pena que el sexo nos separe”, le dijo alguna vez el autor de ‘La metamorfosis’ a una prostituta que se le estaba insinuando.
Mentes calenturientas
Entre los contemporáneos, están los desatados, como Michael Douglas, que sufre de satiriasis, un estado de excitación permanente que lo lleva a masturbarse entre escenas en los rodajes; los fetichistas, como Naomi Campbell y Quentin Tarantino, que han confesado su obsesión por los pies (ahora entendemos la escena de ‘Abierto hasta al amanecer’,  en la que el director estadounidense aparece bebiendo tequila de los pies de una provocadora Salma Hayek), o los sofisticados, como Eva Longoria, que disfruta que la aten a la cama (pero solo con pañuelos de seda).
Los roqueros, como era de esperar, también han dado mucho juego: Patti Smith se ‘tocaba’ mientras escribía sus canciones; Amy Winehouse nunca tuvo reparo en admitir que le gustaban los azotes en el trasero y los tríos, y Axl Rose, el vocalista de los  gunners,  llegó a cumplir su fantasía de hacerlo con una  groupie  en un estudio de grabación. De aquel desafuero quedaron como testimonio los gemidos que se oyen en la última canción del  álbum ‘Apetite for Destruction’.  
“Mi idea era hacer un texto en clave divertida, sin ningún tipo de juicio, porque creo que en la medida en que comprendemos las fantasías de otros nos hacemos más tolerantes -concluye Amis-. Además, si a lo mejor te has sentido un poco pervertido por alguna fantasía secreta, con este libro descubrirás que otro ya la ha tenido antes… y quizás hasta la ha puesto en práctica”.
Famosos y sus fantasías 
Mussolini: Al ‘duce’ le encantaba el sexo telefónico. Llamaba cada hora a Clara Petacci, una de sus amantes, para calentarle la oreja con frases del tipo: “Me gustaría saltar sobre ti como un tigre”. 
Gandhi: De todas las batallas del líder indio, hay una poco conocida, la que libró contra su instinto: dormía con su sobrina desnuda para ver hasta qué punto podía cumplir su voto de castidad. 
Mick Jagger: Pese a esa imagen de salvaje que se ha labrado, el vocalista de los Rolling Stones tiene gustos eróticos bastante tiernos: le encanta  tener sexo rodeado de chocolatinas y golosinas de todo tipo.  

Scarlett Johanson: Además de fotografiar su trasero desnudo, la protagonista de ‘Match Point’ tiene fantasías eróticas bastante convencionales y adolescentes, como la de hacerlo en el asiento de atrás de un carro.
 
Publicado el
17 de junio de 2012
Alejandro Baena
Redacción Domingo

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