Llegó la hora de la libertad. Dejo de exigir la mejora de las condiciones carcelarias; salgo de la cárcel. Mis barrotes son virtuales, los he creado yo mismo: con mis miedos, culpas, juicios, asunción de cargas ajenas, comodidades, control, anhelo de reconocimiento… Suelto lastre. Llegó el momento de asumir el reto de la libertad. Confío

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