Publicado el 27 de mayo de 2019
Roser Amills, Asja, Barcelona, Comanegra (2017)
Ya decía Ricardo Piglia que alguien tenía que escribir la historia de Asja Lacis, amante de Walter Benjamin, la mujer que, además, le presentó a Bertold Brecht. Roser Amills se puso a ello y el resultado es esta novela, Asja. Amor de dirección única, que narra, en tono intimista y en clave de novela romántica, las peripecias de un amor bastante difícil, muy libre y entorpercido por las circunstancias de la contienda mundial. De hecho, podría decirse que Amills construyó aquí una reflexión sobre el amor no monógamo, eso que hoy en día llamamos poliamor, relaciones donde hay sexo pero apenas intimidad emocional o compromiso afectivo.
«El amor libre es como la caída libre de los cuerpos, se dijo: el ejercicio de un derecho excluyente y solitario, insoportable si, por lo que sea, te entretienes a mirar a los lados, arriba, abajo. Porque entonces te das cuenta. Entonces sabes que no es más que eso: otra manera de comprobar la fragilidad humana.»
Enseguida comprendemos que es Asja la narradora de la novela que tenemos entre manos. La escribe mientras viaja en tren desde Berlín a Moscú, después de enterarse por Brecht de la muerte de su amante. Por eso la novela es al mismo tiempo una biografía de Walter Benjamin, a quien conoció en Capri durante el verano de 1924. Juntos escribieron un artículo, «Nápoles», para el Frankfurter Zeitung, pero la cosa no quedó ahí. Al parecer vivieron un amor con incontables separaciones, compartiéndose con otros amantes, con dificultades enormes para comprometerse el uno con el otro. Y sin embargo, ese amor no se diluía. Se dice que los amigos de Benjamin la despreciaban y que se encargaron de borrarla de la historia. Pero es a ella a quien Benjamin dedica Calle de dirección única, ese librito que la protagonista manosea durante todo el viaje.
«La memoria crea una ficción y aquello que somos o creemos ser está gobernado por lo que los demás recuerdan de nosotros.»
Asja Lacis fue una actriz y directora de teatro que gozó de cierto prestigio durante los primeros años de la Unión Soviética. Nacida en Letonia, estudió con Mayakovski, dio clases de teatro a niños huérfanos en una pequeña ciudad ucraniana (1918), se mudó a Berlín en 1922, colaboró con Brecht, cuya obra se encargó de difundir, fue directora del Departamento de Cine de la sección comercial de la embajada soviética en Berlín y, en 1933, fue directora del teatro letón Skatuve. La KGB la detuvo y la deportó a un campo de trabajo soviético en Kazajistán entre 1938 y 1948. Liberada, se dedicó a la crítica teatral hasta su jubilación.
Link de la noveka «Asja» (Comanegra editorial)