Ha sido un año largo e intenso, interminable por momentos, y ya es. Casi. Otra vez. Mi cumpleaños. Cumplo 49 y he decidido hacer un resumen de todo lo que he hecho y me ha pasado en lo profesional, que se mezcla con lo personal, probablemente me dejo cosas, hice muchos posts simplemente divirtiéndome y ha pasado, todo, volando. Ahí va mi 2023.

Tal día como hoy, del último mes de 2022, terminé de coescribir con Vicenç Oliver, de Algaida, como yo -nos conocimos en la tierna primaria, una obra de teatro sobre Charles Baudelaire. Celebré mi cumpleaños ensayándola y la estrenamos en el Teatre Municipal de Vilafranca de Bonany el día 18.

Ese mes, además, me dejo crecer las canas definitivamente, y el flequillo, ya no voy a teñirme más de morena, un año después aún hay gente que dice que le cuesta reconocerme. Recital en la Llibreria Lluna de Palma, con mis compañeras de antología, con motivo de la publicación de «Un bonsai dins meu», de la barcelonesa Marta Pérez Sierra, y ejerzo de dinamizadora lingüística en una Escola d’adults de Palma. Fue buena idea sacarme el C2 de català en la Escola Oficial d’Idiomes, pronto se cumplen tres años de mi regreso a Mallorca, tras 28 viviendo en Barcelona, no os hacéis una idea de lo que sigue costando encontrar un trabajo que no sea precario en esta isla. Aquí, los trabajos precarios se llaman «de temporada» y si se te ocurre quejarte de la precariedad cultural te atraviesan con la mirada.

Navidad en Palma, carrer Balanguera, con mi hijo mayor, Marcel, el pequeño, Juan, y mi hermano Pep. También se marchó de la isla. Le animo a venirse a Palma, mi actual lugar en el mundo, para no estar tan sola, y no funciona.

Seminario de teatro con Juanjo Puigcorbé, al que había conocido hace años, en Barcelona, y unos días después mi recién estrenada pareja me lleva a esquiar a la Vall d’Aran, alimentamos caballos con manzanas, nos caemos una y otra vez aprendiendo snowboard y nos reímos para despedir el 2022.

Empecé enero de 2023 con una entrevista de trabajo, la superé con buena nota, en febrero empiezo a trabajar de administrativa y conoceré desde dentro cómo funcionan las cosas por aquí. Seminario de teatro con Christian Márquez, no pretendo actuar, sino comprender la dramaturgia, a fondo, para comprender a un dramaturgo sobre el que escribo una bonita historia.

Ese mes que ahora parece tan lejano aún acudía a un banco de alimentos, fue maravilloso superar la fea etapa de pobreza extrema del año anterior, el peor de mi vida. Lo cuento unos días después en una entrevista de Gabi Rodas en el Diario de Mallorca, el titular es «Roser Amills renace tras muchos meses de angustia» y va acompañado de una foto del seminario, de un ejercicio de esos de recuperar a la niña interior. Es cierto, me recupero, y fue sobre todo gracias a que Vicenç Oliver, el profesor de teatro y director de Inperiencia, me animó a irme de Algaida, mi pueblo, y apostar por vivir en Palma, y por apuntarme a sus clases.

Nunca antes había imaginado que la cerrazón y encono estilo Buñuel pudieran ser tan reales, supongo que fue por eso que me atreví a volver a vivir en Algaida. Había huído en 1992, con 17 años. Seminario de teatro con Albert Suárez y escapada a Barcelona para ver a mi hijo mayor, Marcel, se ha mudado al barrio de Gràcia, donde le crié, sola, junto con su hermano.

Escribo y escribo. Porque hay una voz dentro de mí que no se quedará callada. Presento una memoria para solicitar una ayuda meritoria a la creación del IEB, me la concederán unos meses más tarde, obtendré muy orgullosa la mejor puntuación. También supero exámenes en la UIB, filología, se me estropea el calentador y el propietario del piso se desentiende. Vemos a Leo Bassi en el Teatre del Mar, en La Vermutante conozco a Flavia y Martin de The Courettes, vemos «Una noche sin luna» de Juan Diego Botto en el Auditòrium de Palma. Supero varios cursos de Mallorca Activa, de gestión cultural, los sumo en mi CV a los del año anterior.

En marzo se muere mi móvil porque mi pareja tiene los cables eléctricos de principios del siglo pasado y viajo por primera vez a Menorca, luego me concentro muchas madrigadas y reviso la novela terminada, la que en 2020 leyó Jorge Herralde en 15 días y tanto le gustó, inicio poemario nuevo y lo abandono, el tema es duro, y descubro en un pueblo que se llama Consell -y tiene un mercadillo de segunda mano precioso- la obra del escultor de vidrio soplado Pere Ignasi. Fallece Antoni Serra y me entristece mucho no haberle visto más. Acudo con Antonina Canyelles, Àngels Cardona y Maria Victòria Secall al Dia mundial de la Poesia en Can Alcover y hablo muy seriamente con Marcos Augusto Lladó y Toni Noguera sobre las vergonzosas irregularidades con el Premi Ciutat de Palma, no hay actas que demuestren que han sido legales y se queda así, tengo demasiado que hacer para denunciar a la administración, por ejemplo la nueva visita con el oftalmólogo, sigo perdiendo vista, llevo un año solicitando diagnóstico. Como medusa en un restaurante japonés y me incluyen en el grupo del comité de l’OCB para aportar propuestas.

En abril, me enamoro dalt murada de The Sicely Satellites, y en Ses Voltes de Quina animalada, la protectora de Sencelles, y viajo a Barcelona. De repente es Sant Jordi, el año anterior lo celebré empaquetando mi biblioteca. Viajamos mi pareja y mi hijo pequeño, Juan. Abrazo a Motse Mompó, una grande de RTVE, se ha jubilado. En Il Giardinetto y en los Premis Continuarà del Hotel Casa Fuster vuelvo a ver a muchos colegas, nos contamos lo que escribimos y lo que no, alucinan con lo del fraude del Premi Ciutat de Palma, nos reímos por no llorar. Comanegra tiene, como cada año, mi novela «Asja» en su parada de Sant Jordi, ya es un clásico. Sigo con la terapia para VVG y sueño con la charla que mantuve hace muchos años con Ana María Matute. Ella también lo era.

En mayo adoptamos a una gatita naranja de dos semanas, Juan, que cumple 16 años este mes, le pone nombre: Goku. Muere Xavier Rubert de Ventós y me viene mucha nostalgia de Barcelona, recuerdo a muchos amigos más que ya no están. Ese mismo mes, el productor de teatro metido a guionista Jordi Rediu me pide ayuda para coescribir una serie para plataformas con un protagonista putero y otro analfabeto emocional, y algunas mujeres que no sabe dibujar, reescribo lo que ya tienen para que sea menos misógino y planteo episodios, están encantados, van a presentar pronto la propuesta. No volveré a saber nada del proyecto, probablement se han aprovechado de mí.

Me entrevista Josep Maria Aguiló en Última hora, el titular es «Estoy muy orgullosa de ser xueta», también hablo de los tres libros que estoy escribiendo en paralelo y de la obra de teatro «Las bodas de Caná» que se estrenará en el Mar i Terra. Decidimos que vamos a ir al concierto de PJ Harvey, solo quedan entradas en Berlín. Ese mismo mes, sí tengo noticias del director de cine Héctor Fáver, ha terminado el montaje de la película Homenaje que escribí en 2021, se estrena en noviembre en el Festival de Cinema de Girona, veo el resultado y me hace muy feliz, él sí es un hombre de cultura honesto.

En mayo, quieren subir el alquiler, con contrato ilegal, y vuelvo a mudarme, seguiré en Palma, inicio un proyecto de vida en pareja. Quedo en shock viendo «La infamia» en el Teatre Principal, le agradezco a Pep Cerdà los ánimos culturales y su excelente trabajo. En el trabajo, curso de Protección de datos interesantísimo, lo imparte un ex detective privado. Noche de Sant Joan en el Chiringuito de la Costa de la Calma. Renuevo el carnet de familia monoparental, en junio coescribo otra obra de teatro, la estrenamos en el Teatre Municipal Mar i Terra de Palma, nos entrevistan en IB3 Ràdio, Els Entusiastes, amor a primera vista con Ana de la Salud. Sigo de oftalmólogos, me derivan a neurología. María Barceló, de llibreria Lluna, se jubila.

En julio, visita a Mallorca de mi queridísima Olga, de la editorial Candaya, este año es viuda y sigo sin poder creer que Paco ya no estará más, nos vimos los tres el año pasado. Me presenta a Begoña Méndez, a Suau ya le conocía. A final de mes, me uno activamente a OLA, la plataforma que se acaba de crear para denunciar la censura cultural que algunos partidos han puesto en marcha en todo el país, curso el programa de verano de la Universitat d’Estudis de gènere de la UIB, como el año anterior. Esta vez inauguran más tristes, noticia imprevista de que los nuevos cargos políticos acaban de eliminar Igualtat. Seminario de teatro, con Xoel Fernández. También quedo en el Atlàntida Film Fest con mis amigos de Ladilla Rusa, recordamos cuando hacía radio con Víctor Fernández Clares y cuando su revista «Per amor a l’art» me emparejó, para hacer una obra juntas, con Paula Bonet, hace tanto, su ilustración con mi poema me acompaña en la pared de mi nuevo despacho. También guardo ahí la púa que me regaló Patti Smith tras un concierto en Pedralbes.

En agosto, diagnóstico de oftalmología, sufro diplopía y necesitaré prismas, muchas pruebas, operar o no. Se publica en el catálogo de la exposición de Lee Friedlander el texto que me encargó la Fundación Mapfre Cultura para el catálogo. Descubro la ayahuasca y termino de escribir otro poemario. Vacaciones, cenamos en el Dins de Santi Taura, que me concedió el primer premio como cocinera amateur hace un par de años, en el programa El club del tupper de IB3. Triste noticia: el Horiginal de Barcelona, donde mi generación recitó tantas veces, cierra por culpa de la especulación inmobiliaria.

Inicio septiembre con escapada a Roma, con clase de teatro y jazz. Cena de año nuevo judío en Palma, con Limud. A final de mes, recitales con mis compañeras de antología, con motivo de la publicación de «Flamarades sortirán» de Maria Antònia Massanet, un recital en can Balaguer de Palma y otro en el Teatre d’Artà. Mi hijo mayor cumple 28 años y aprovecho que viajo por la inaguración de la temporada de Ópera del liceu para darle muchos abrazos y para conocer a su novia, Laura. Ya en Mallorca, también este mes descubro las anchoas con mantequilla.

En octubre, la editorial Libros del innombrable me recuerda que Antonio Beneyto me incluyó en la antología de poetas postistas que publicaron. Soy postista. E hiperactiva, se inaugura en Figueres la exposición multidisciplinar Empordoneses, donde presento una obra cocreada con la artista Clara Oliveras. En noviembre descubro el fanzine Metadatos y recibo la petición de ser jurado de novela en catalán en los Premis Ciutat de Palma 2024. La optometrista confirma que no será fácil hacerme unas gafas adecuadas, vamos a hacer más pruebas. Lo comento con colegas escritores en el Festival de poesia de la Mediterrània que dirige Biel Mesquida. Perder la vista, nunca el ánimo. Conozco el proyecto punk interdusciplinar Bèstia Ombra en Sant Joan.

En noviembre, Pau Gener vuelve a invitarme a participar en su proyecto de poesía en los escaparates de Sant Celoni y recito en la fiesta cultural Morlandada 2023, de la revista Morlanda de Manacor, la música para mis poemas la pone la gran Laia Vallès. Felicito, tras el concierto, al cantautor Joan Isaac en su concierto de 50 aniversario en el Palau de la Música, le acompañan Serrat, Paco Ibáñez y Maria del Mar Bonet, a mi amiga Lucía Salcedo y a mí nos ha encantado. Descubro la fantasía de los vermuts de la Sifoneria, en el Molta Barra de Palma, de mano del sifonero máximo, y el fanzine Metadatos en el Panorama Bazar. Y un historiador alemán me escribe por twitter para contarme que está practicando español con una de mis novelas. Es muy bonito viajar tanto y estar presente en forma de libro en tantos hogares de desconocidos.

Diciembre empieza con la triste noticia de la muerte de la amiga Itziar Castro, tenía solo 46 años. Creamos el grupo de whatsapp «De compartir» en febrero de 2018 para organizar una reunión en un bar de Barcelona y ver en directo, juntas, una docena de amigas, su nominación a los Goya. Solo tiene sentido celebrar la cultura y la vida. Sean como sean, bienvenidas, mientras las tengamos, y bienvenido 2024.

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