Bajó entonces el cielo
por los tejados
por las calles vacías
sin manos, gritando
gritando.
(De «uno solo, por favor», Roser Amills, Calambur)
Bajó entonces el cielo
por los tejados
por las calles vacías
sin manos, gritando
gritando.
(De «uno solo, por favor», Roser Amills, Calambur)