Puede decirse sin temor alguno que “la Historia del ojo” es la obra maestra de la literatura erótica, y la tensión vida-muerte es recurrente en su obra. En “Historia del ojo” , publicada en 1928 para escándalo de sus contemporáneos, presenta la siguiente fantasía: “Me vino la idea de que la muerte era la única salida para mi erección; muertos Simona y yo, el universo de nuestra prisión personal, insoportable para nosotros, sería sustituido necesariamente por el de las estrellas puras, desligadas de cualquier relación con la mirada ajena, y advertí con calma, sin la lentitud y la torpeza humanas, lo que parecería ser el término de mis desenfrenos sexuales: una incandescencia geométrica (entre otras cosas, el punto de coincidencia de la vida y de la muerte, del ser y de la nada) y perfectamente fulgurante”. Según Octavio Paz, “para Bataille el erotismo, la muerte y el pecado son signos intercambiables que repiten el mismo significado: la nadería del hombre, su irremediable abyección”.

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