Domingo por la mañana. En mi bolso, sólo un bikini y unas chanclas de piscina. Viajamos a menos de una horita de Barcelona, a las míticas termas Victoria, en el núcleo histórico de la villa romana de Caldes de Montbui.
Llegamos puntuales, aparcamos, nos reciben con impecable amabilidad y nos asignan nuestras taquillas, con albornoces, toallas, productos para el cuerpo y el cabello, amenities… Nos cuentan cómo han transformado, unas obras que han durado cuatro años, los antiguos depósitos de aguas termales milenarias del siglo XVIII en el sofisticado y exclusivo Espai Cel que podéis ver en las fotos.
Os aseguro que es un espacio termal mágico. Bajo espectaculares bóvedas catalanas, siete piscinas a distintas temperaturas (de 45 a 15°C) y una aromatizada con esencias, una sauna, una piscina exterior… Burbujas efervescentes, chorros de agua a diferente presión, bancos calientes, zona de descanso y tés.
Iniciamos el recorrido a las 12h y a las 14h estábamos en la gloria después de disfrutar de los diferentes espacios.
Resultado: mi piel está suave, mi cabello brilla como nunca y mi alma está conectada como nunca con el aquí y ahora del bienestar. En la memoria me llevo muchas risas de placer y alegría, agradables sensaciones en cada una de mis células y la seguridad de que he vivido una experiencia sensorial tan relajante que voy a estar flotando toda la semana. ¡Quiero volver pronto!