Las ninjas femeninas, llamadas Kunoichi, representadas en incontables ocasiones, son famosas y legendarias por ser entrenadas con métodos propios de las mujeres fatales, usando su sexualidad con la misma fluidez que sus mortÃferas habilidades para asesinar. Normalmente no tenÃa conciencia de tener compañeras, ya que el comandante mantenÃa a cada una en la creencia de ser la única pupila, pues asà se aseguraba la absoluta lealtad de ésta mediante un fuerte vÃnculo emocional, que en ocasiones implicaba también relaciones sexuales. Estas guerreras, una vez entre-nadas, servÃan como espÃas seduciendo a señores feudales para matarles o conse-guir información importante. Se dice que no habÃa hombre que se resistiera a su mortal seducción y su letal eficacia: disfraces, venenos, se disfrazan de geishas, prostitutas, artistas, adivinas asà como de empleadas domésticas, lo que hiciera falta para acercarse a una vÃctima, con la previsión de que las prendas femeninas ofrecÃeran la posibilidad de esconder armas entre los pliegues de ropa. Incluso aprendÃan a usar el sensu o abanico japonés como arma, asà como los palillos para sujetar el pelo. La más famosa fue la viuda de un samurai de la provincia de Shina-no, Mochizuki Moritoki. A la muerte de su marido, en 1561, Takeda Shingen recurrió a los servicios de Lady Chiyome para una misión: reclutar mujeres como asesinas o espÃas, aprovechando que tenÃa contactos con los clanes ninja de la zona. Pero Chiyome empezó a reclutar mujeres de mala vida fugadas de sus casas, prostitutas, pobres y huérfanas, por lo que la gente consideraba que estaba haciendo un trabajo caritativo dando a estas mujeres una oportunidad de una nueva vida. Luego las chicas que terminaban su entrenamiento se hacÃan pasar por monjas y, con este disfraz, eran libres de viajar sin levantar sospechas.