
Holgura fuera de cuadro
Libre albedrío, holgura fuera de cuadro
para que estar pareciera un cuento
que todo lo piensa, todo lo conoce,
todo lo es y se titula yo
a todas horas.
Reconocimiento y convulsión
el testimonio y el arañazo,
yo cada responsabilidad
apenas nacida,
la libertad de cada duda y la aceptación
de la inconsciencia que atravieso
yo, yo, yo.
Por detrás de lo numinoso
de esta holgura de yoes
aún hay algo más —o alguien—
que puede poseernos,
que desgarra la apariencia muda e insensible
de todo cuanto quisimos apartar del microscopio.
Hay un dispositivo / auto-contención / juego de fugas y desvíos
que insiste en decir yo
hasta que, por fin, otra.
Por fin otros. Que también hablan.
Y vuelta a empezar.
Abrirnos de piernas y derivarnos
Abrimos de piernas y derivarnos
es rezumar y es fluir.
Es el universo consagrado del principio
de cada conversación con el universo
y es el cabo del miedo
hacia el final.
Abrirnos de piernas y derivarnos
es un movimiento donde todo crece
menos el entendimiento,
es poco más que la presunción de inocencia
de las pestañas
ante la realidad
transparente,
solo fuimos polígonos y fractales.
Fuimos amar por amar.
Ojos
Hemos abierto los ojos.
La mente, invulnerable,
tarda un poco más.
Realidad inmediata y nosotros.
Dos.
No sé qué soy si te miro, ni si somos
sin mirarnos.
Quizás este tiempo compartido,
una conciencia, o dos, o ninguna,
podrían darnos alguna pista.
Pero solo hemos abierto los ojos y vemos
las asignaturas que suspendimos
y la máxima amplitud de los abrazos,
la mínima violencia deseable al norte
y dos barcos
que conectan su rumbo
con los faros.
También vemos una luz inteligible que vibra
con la persistencia de las mareas
y la decimos:
nosotros somos dos amantes.
Hemos abierto los ojos
y nuestra mente,
que siempre navega rezagada,
también ve amantes,
para siempre,
lo que dura un parpadeo.
Hemos abierto los ojos
y era maravilloso.
Pero luego,
casi al instante,
la cabeza recupera el timón y nos anima
a volver a cerrarlos y a abrirlos
y es cansado este amor eterno,
este cansancio delicioso es colosal.
Todo es un pasar más allá
Todo es un pasar más allá
entre ensueños de obstáculos
y los vasos comunicantes
de mis molecularidades
particulares, y las tuyas,
insistentes como lo único que no pasa,
de momento, entre nosotros.
Pasar más allá.
Anterior a las cosas
Era anterior a las cosas,
era una irradiación que hablaba por dentro
y viajaba hasta el final de las preguntas
sin mover un dedo.
Y con la que reconstruimos cada volver,
o llegar,
eternos como los descuidos
que fuimos y los aciertos
que no seremos ya.
Sabe y no sabe
Sabe que sabe
esperar,
escuchar
y acoger
y no sabe absolutamente nada.
Ha experimentado que ninguna puerta
está abierta ni cerrada para siempre.
Y, entonces ¿para qué saber o no saber,
al fin y al cabo?
Si cualquier día, a cualquier hora,
inesperada y esperadamente,
dejaremos de despertar.
Preguntas semilla
Puedo medir el éxito o fracaso,
la inconsciencia y el entusiasmo,
por el camino de vuelta a casa.
El frufrú de mi falda, el grosor
de los leotardos, el calor
de la orina que aprieta la vejiga,
las preguntas semilla
que germinan alocadas
horas después de amar
en mis bolsillos.
Podría exudarme entera y pensarlo todo
por mí misma y no quedarme a conversar
con las farolas que no se encendieron ni apagaron
a mi paso de anticristo.
Pero no.
Todas las noches sin excepción
me quedo un rato y me dejo sorprender
—cada noche un poco mejor que la anterior—,
y sí.
Todos los objetos inanimados
miden, entienden y repreguntan
mucho mejor que yo.