Delmira Agustini fue una de las figuras imponentes de la poesía erótica, aunque su estilo no se limita sólo a las cuestiones del amor y el sexo. En ella, la tristeza y una profunda visión de la Belleza inherente a las cosas más sencillas, logran arrebatarnos con una violencia que contrasta con la dulzura de sus versos.
Su poesía revela muchos aspectos de la sexualidad femenina, lo cual le valió severas críticas y ardorosos clamores. Tal vez su alma también estuviese condenada por esta dualidad: su poesía es intensa y sexual, pero su lenguaje jamás cae en recursos vulgares; sus eróticas protagonistas son algunos de los múltiples rostros que esta dama podía adquirir, pero sin dejar de ser siempre ella misma la que nos relata sus aventuras y desdichas.
Pero la tragedia de su vida no sólo fue literaria: en julio de 1914, fue asesinada por su ex marido.
La cita
En tu alcoba techada de ensueños, haz derroche
de flores y de luces de espíritu; mi alma
calzada de silencio y vestida de calma,
irá a tí por la senda más negra esta noche.
Apaga las bujías para ver cosas bellas;
cierra todas las puertas para entrar la ilusión;
arranca del misterio un manojo de estrellas
Y enflora como un vaso triunfal tu corazón.
¡Y esperarás sonriendo, y esperarás llorando!…
cuando llegue mi alma, tal ves reces pensando
que el cielo dulcemente se derrama en tu pecho…
Para él, amor divino, ten un diván de calma
o con el lirio místico que es su arma, mi alma
Apagará una a una las rosas de tu lecho!