La sexualidad femenina fue negada durante el franquismo, fuera del papel de madre y esposa asignado por el nacional catolicismo. «A las mujeres se les decía que no pensaran en el acto sexual, que rezaran el rosario mentalmente, no se consentía su disfrute», recuerda Dolores Juliano, catedrática de la Universidad de Barcelona. Por suerte, había algunos profesionales de la medicina que trataban de arreglar semejante estropicio. Uno de ellos destaca: aunque casi desconocido para el gran público, Ramón Serrano Vicens fue el mayor estudioso de la sexualidad femenina entre 1940 y 1961 y también un gran confidente para las mujeres españolas. Durante el franquismo estudió a casi 1.500 mujeres, lo que le proporcionó datos tan reveladores como, para la época, polémicos, pues sus conclusiones dejaban claro que la fachada franquista albergaba una libido inquieta: afirmó, datos en mano, que casi un tercio de las españolas casadas eran infieles, más de un tercio habían tenido alguna experiencia homosexual y, aunque sólo ocho de cada cien lo reconocían, un 84% se masturbaba. Serrano no pudo publicar sus estudios hasta 1971.