Admiro lo que hace @tetaandteta y os recomiendo reflexionar sobre su último post: #Repost “En España sólo hay tres cárceles para mujeres, el resto son módulos femeninos creados dentro de las cárceles masculinas que suelen ser las peores instalaciones, las más viejas, las más desatendidas y las más tristes. Como son minoría (4.500 mujeres frente a 56.000 hombres según un dato de la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias (Julio 2017)), el sistema penitenciario está diseñado y pensado para ellos. Las mujeres presas tienen muchas menos opciones: menos talleres (coser y bordar y para de contar), menos seguridad (abusos sexuales por parte de los funcionarios), menos visitas (la mujer presa encarna a la mala mujer que ha dejado de atender todas las necesidades de una casa), menos atención psicológica (hay una alta prevalencia de episodios de abusos y maltrato en sus historiales), menos privacidad (están mezcladas por falta de espacio), más miedo y, por lo que hemos leído, más intentos de suicidio. Es decir, ¿viven? en una jaula más pequeña, su angustia es más grande, su sentimiento de culpa pesa más, el precio que tienen que pagar por un delito es más alto. Es flipante. Seguiremos dando detalles a medida que vayamos saliendo de nuestro asombro.

Entonces, ¿qué libro le regalarías a una mujer que está en la cárcel? Igual esto que acabas de leer te hace cambiar de opinión, igual te da ideas, sea lo que sea seguro que te acerca un poco más a ella y a ellas. A las olvidadas.”
Admiro lo que hace @tetaandteta y os recomiendo reflexionar sobre su último post: #Repost “En España sólo hay tres cárceles para mujeres, el resto son módulos femeninos creados dentro de las cárceles masculinas que suelen ser las peores instalaciones, las más viejas, las más desatendidas y las más tristes. Como son minoría (4.500 mujeres frente a 56.000 hombres según un dato de la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias (Julio 2017)), el sistema penitenciario está  diseñado y pensado para ellos. Las mujeres presas tienen muchas menos opciones: menos talleres (coser y bordar y para de contar), menos seguridad (abusos sexuales por parte de los funcionarios), menos visitas (la mujer presa encarna a la mala mujer que ha dejado de atender todas las necesidades de una casa), menos atención psicológica (hay una alta prevalencia de episodios de abusos y maltrato en sus historiales), menos privacidad (están mezcladas por falta de espacio), más miedo y, por lo que hemos leído, más intentos de suicidio. Es decir, ¿viven? en una jaula más pequeña, su angustia es más grande, su sentimiento de culpa pesa más, el precio que tienen que pagar por un delito es más alto. Es flipante. Seguiremos dando detalles a medida que vayamos saliendo de nuestro asombro.  Entonces, ¿qué libro le regalarías a una mujer que está en la cárcel? Igual esto que acabas de leer te hace cambiar de opinión, igual te da ideas, sea lo que sea seguro que te acerca un poco más a ella y a ellas.  A las olvidadas.”

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