Què important aquest detall: “gairebé s’única representació d’autors de ses lletres de ses illes balears” #conversesformentor #mallorquina #escriptora

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Vídeo sencer:

Gracis @thecladera per la foto dels participants a #conversesformentor #conversesformentor2016 i gracis a la #FundacionSantillana @barcelohotelsresorts @elpaiscultural @GrupoPRisa #mallorca #formentor #escritores

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Recuerdo que el pasado verano escribía #asjalacis en las #conversesformentor ;))

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Alegria máxima, foto de Cati Cladera, en #conversesformentor #ConversesFormentor2016 gracias a la #FundacionSantillana @barcelohotelsresorts @elpaiscultural @GrupoPRisa #converses #mallorca #formentor #escritores

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Qué alegria esta foto de Cati Cladera, esto pasó en #conversesformentor #ConversesFormentor2016 gracias a la #FundacionSantillana @barcelohotelsresorts @elpaiscultural @GrupoPRisa #converses #mallorca #formentor #escritores

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Qué ilusión, Isabel Quetglas, haberte podido dedicar #labachillera

Qué ilusión, Isabel Quetglas, haberte podido dedicar #labachillera !! Buenos días y feliz lectura ;)) #ConversesFormentor2016 gracias a la #FundacionSantillana @barcelohotelsresorts @elpaiscultural @GrupoPRisa #conversesformentor #mallorca #formentor #escritores

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Babelia, El País | Apantallantes destellos frente al mar, por Manuel Rodríguez Rivero

Por Manuel Rodríguez Rivero – Babelia – 23 de septiembre 2016 – Según Marisol Schulz, la divertida directora de la Feria del Libro de Guadalajara, los mexicanos emplean “apantallar” (sin cursivas: el DRAE recoge el término) como sinónimo de “impresionar” o “deslumbrar”. Me lo explicó frente a la lámina de acero del mar en la bahía de Formentor, a la hora que T. S. Eliot llamó violeta, y poco después de que, en medio del apantallante silencio del público que asistía a la entrega del premio al editor y escritor florentino, Roberto Calasso hubiera ­pronunciado su discurso de agradecimiento rodeado de altísimos pinos a los que una iluminación entre espectral y pop coloreaba de un azul cobalto que parecía robado a Yves Klein. Este año, en las Converses de Formentor —un triunfo de su organizador, Basilio Baltasar, y de su mecenas, Simón Pedro Barceló— hubo momentos realmente apantallantes, y el bien trabado discurso de Calasso (una defensa oblicua de lo que representan estos encuentros de escritores y ­lectores en un mundo en el que se diría que de literatura solo “hablan” los paratextos editoriales y las frases publicitarias) fue el primero de ellos. En esta ocasión —y sin desmerecer a los escritores— me resultaron especialmente brillantes las escritoras: además de Victoria Cirlot —que glosó a Calasso—, Mercedes Abad, Sònia Hernández, Roser Amills, Beatriz Rodríguez, Marta Sanz, Berta Vias, Valerie Miles, Cristina Fernández Cubas, Lara Siscar y Lila Azam, hablaron profusamente de espíritus, fantasmas, almas en pena, arpías y sombras, es decir, de la parte más femenina de la imaginería gótica tal como se refleja en la cultura desde que los escritores de finales del XVIII empezaron a mostrar el lado oscuro del Siglo de las Luces.

Ha pasado una semana de #conversesformentor2016 y el recuerdo será eterno, seguro! #fundacionsantillana

En cuanto a mí, insomne también en las siestas, aproveché el tiempo libre para leer dos libros breves de sendas conversadoras que les recomiendo: el sorprendente libro de relatos —en realidad, una narrativa tejida con mimbres de cuentos y viñetas temáticamente unidos— La mirada de los Mahuad (Lumen), de Berta Vias, y la estupenda novela corta Los Pissimboni (Acantilado, 2015), de Sònia Hernández, que se me había pasado en su momento, y en la que me sumergí tras leer casualmente, ya al final de las Converses, un incipit que me pareció prometedor: “Nadie quería a los Pissimboni”; una fábula, muy deudora tanto de lo gótico como de Kafka, sobre una familia/tribu que está donde no tenía que estar y añora el lugar donde quizá nunca estuvo del todo. Una alegoría con mucho de fantasmal, escrita con una prosa deslumbrante (apantallante) de puro desnuda, y en la que se tratan oblicuamente cuestiones como la libertad individual, el desarraigo, la incomunicación y el déficit de amor. Si aún no la han leído, no esperen tanto como yo para hacerlo.

El País | por Jacinto Antón, Una estancia de miedo en Canterville

Las conversaciones literarias de Formentor, dedicadas a los fantasmas, han dejado un poso de emociones sobrenaturales

Jacinto Antón
Barcelona 20 SEP 2016 – 17:25 CEST

Hasta la arribada al hotel de Formentor mi única experiencia con fantasmas había sido la terrorífica noche que pasé en el castillo del conde Almásy, Burg Bernstein, en la frontera entre Austria y Hungría. Tres espectros se aparecen allí: la Dama Blanca, el Caballero Rojo Emparedado (que no significa que coma un bocadillo) y el propio explorador y aviador inmortalizado (de otra manera) en el cine como el personaje de El paciente inglés. En realidad, en el catálogo sobrenatural oficial del castillo solo figuraban hasta mi llegada los dos primeros, pero mi iniciativa de, amparado en la oscuridad nocturna, apropiarme de la chaqueta de vuelo y las antiparras del conde, a la sazón en exhibición en su estudio, y pasearme por los pasillos ataviado de tal guisa y gimiendo con voz de ultratumba “Katherine, Katherine” como un Heathcliff piloto de aeroplano, ha dado alas (¡) a la creencia en el tercer fantasma. Qué bonito es dejar huella. Aquella noche llegué a infundirme a mí mismo tanto miedo que a punto estuve de acabar debajo de la cama –jamás encima, uno es un caballero- de una famosa editora que dormía en la habitación contigua y, muy imprudentemente, no había atrancado la puerta.

Formentor, devenido Canterville o la casa Belasco con su multitudinario encuentro de escritores el pasado fin de semana convocados por el conde Basilio para hablar de espíritus, fantasmas y almas en pena, ha resultado una sobredosis de emociones preternaturales. Y no me estoy refiriendo (solo) a la aparición de media langosta por comensal en una de las cenas, o a la inmortal voltereta en los jardines de la pizpireta Roser Amills -capaz de rimar Yeats con pits-, que no cayó en la cuenta de que llevaba falda, sino a la avalancha de historias fantasmales que hemos podido coleccionar en dos días. Las conferencias, que cada participante (una larga nómina de autores) dedicaba a una obra literaria del género, se circunscribían a una sala, denominada Orfeo (precisamente) y adornada con inquietantes fotos antiguas del hotel y sus desvanecidos clientes (puro otro hotel: el Overlook de El resplandor), pero la atmósfera flotaba como una niebla transilvana fuera de ese espacio, hasta enseñorearse del edificio entero, los jardines e incluso la costa, desde la que uno creía avizorar al Holandés Errante y el Mary Celeste. Paseando en las horas muertas, te sentías en un cuento de M. R. James, Mrs. Gaskell o Arthur Machen (o todo a la vez si te topabas con Francisco Jarauta). Recuerdo el sobresalto cuando, sentado al pie de una estatua, apareció de repente una atractiva mujer envuelta en un resplandor blanco: era Valerie Miles en albornoz que regresaba de la piscina.

Mercedes Abad dejó una de las frases de los encuentros: “Si tienes un icono literario, mejor no conocerlo”. Es verdad, sobre todo si trata de colársete durante el cóctel en la mesa del jamón, y no diré nombres. Antón Castro, una de las almas (en este caso más festiva que penada) de la reunión, cantó y conjuró, por medio de Cunqueiro, una diligencia llena de espectros; el adusto Ignacio Vidal-Folch, al superviviente de un destacamento maldito de jinetes austrohúngaros (le habría encantado a Almásy). Uno de los actos más fantasmagóricos fue la invocación de Rafael Argullol, que no asistió en persona, pero del que Victoria Cirlot, mujer llena de misterio y no solo medieval, leyó una maravillosa reivindicación del Fausto de Goethe. Frederic Amat evocó el día que llevó a Juan Goytisolo a Viladrau para que se asomara a la ventana desde la que, de niño, vio por última vez a su madre, fallecida en el bombardeo fascista de Barcelona. “Un fantasma es alguien siempre a punto de ser olvidado”, dejó caer en su charla Pablo Raphael. Cristina Fernández Cubas describió escenas de Manuscrito encontrado en Zaragoza como una suerte de Abierto hasta el amanecer y propuso que la tetera de la que extrajo la plata Jan Potocki para fabricar la bala con que se mató era en realidad la lámpara de Aladino. Francisco Ferrer Lerín, poeta y ornitólogo (y antaño mi vecino), nos aterrorizó a todos con sus experiencias góticas con plañideras, mujeres latrantes (poseídas que ladran), y el hallazgo de un grimorio en Jaca.

David Rieff, hijo de Susan Sontag, dejó otra de las frases a recordar: “El amor es la variedad más peligrosa de fantasma”. Aunque definitivamente nadie que lo oyera olvidará el comentario que despertó el gran Roberto Calasso –avezado conocedor de los ritos védicos y tántricos- desplazándose galante durante el desayuno, todo figura, sabiduría y yogur: “Quien tuvo retuvo”.

El Correo | Fantasmagorías de tinta y lecturas del más allá

Alejandro Luque – El Correo de Andalucía

Los fantasmas son algo impertinente. Todo el día están recordándole a la gente que hay que morirse». Lo dijo ayer la catalana Sònia Hernández, autora de libros de relatos como Los enfermos erróneos y La propagación del silencio, en el transcurso de las Converses Literàries [Conversaciones Literarias] de Formentor, una cita que este año viene dedicada monográficamente a los espíritus, fantasmas y almas en pena de la literatura. Durante todo el fin de semana, una treintena de destacados escritores abordarán esta materia en el marco menos tenebroso que cabría imaginar, la bahía de Formentor, en Mallorca.

«Estoy con Sònia, a mí me dan mucho miedo», admite Mercedes Abad, autora de La niña gorda, entre otros títulos. «Sin embargo, soy como los niños que no pueden evitar mirar a través de los dedos cuando se tapan los ojos ante algo terrorífico».«Un día, por ejemplo, vi una raya mientras buceaba», prosiguió. «Salí del agua espantada, lógicamente, pero desde la orilla me pregunté, ¿y si no era una raya? Y regresé, aunque era consciente de que hay gente que ha muerto por alguna. El terror nos enfrenta a esas contradicciones. Por eso en estas jornadas he comentado a Henry James, que también usa el miedo a los fantasmas de un modo metafórico. Estamos rodeados de fantasmas ¡y de fantasmones! que también somos nosotros. Es la misma diferencia que hay entre nuestro perfil público y el privado».

Otra invitada, la sevillana Beatriz Rodríguez, cuya novela Cuando éramos ángeles ha tenido una espléndida acogida esta temporada, también cree que hay una lectura de los fantasmas más allá de las representaciones tradicionales. «Nunca me ha interesado, por ejemplo, la literatura gótica, y sí en cambio la parte más realista, por decirlo así, del asunto».

En su intervención, Rodríguez escogió hablar de José Saramago y de su novela Las intermitencias de la muerte, a la que encontró un lejano precursor. «En un cuento popular titulado la tía miseria, los habitantes de un pueblo logran que la muerte deje de matar por un tiempo. Entonces se convierte en una población de viejos eternos donde nadie muere. Saramago toma este argumento y acaba haciendo una lectura política de la muerte, en el modo en que algunos se valen de ella para influir en la gente, para manipularla y ejercer el poder. Por ejemplo, jugando con la moral del miedo», añade.
Presencias cotidianas

Otro andaluz, el granadino Antonio Enrique, comenta que pasó su infancia «en una gran casona de la calle Alhóndiga, donde se decía que los propietarios habían encontrado una orza llena de oro», evoca. A mí me hablaban allí de un duendecillo, El Martinico, que estaba muy presente en nuestra vida diaria. Si algo se te perdía, por ejemplo, es que él lo había escondido. Y mi nodriza me hablaba de la cabalgata, los puntos de luz que se veían de noche, y que eran almas que ya no estaban en este mundo. Además, mi educación sensitiva fue la Alhambra, de modo que lo sobrenatural ha estado presente a lo largo de toda mi vida y de mi obra. Eso aunque me gusta combinarlo con el realismo más atroz y bárbaro. Son los dos polos del pálpito vital».

Roser Amills, mallorquina afincada en Barcelona y autora de títulos como Sé buena o El ecuador de Ulises, quiso abordar la obra de un poeta como Yeats, que le recuerda a las rondallas de su isla que oía de niña. «Yeats habla de lo que le contaban las abuelas sobre seres sobrenaturales, una manera de explicar lo inexplicable», asegura. «Yo de pequeña me preguntaba el porqué de esa tendencia a creer que los fantasmas hacen cosas malas, y Yeats me responde que tal vez los usamos para proyectar nuestros miedos. Él los ve como una condensación, como un destilado de la esencia de saber acumulado. Y piensa que hay que leer sus historias con la ingenuidad de un niño», concluye.

Durante dos intensas jornadas, nombres como Sergio Vila-Sanjuán, Marta Sanz, J. A. González Sainz, Eduardo Lago, Ignacio Vidal-Folch, Gonzalo Celorio, Juan Antonio Masoliver, Aurelio Major, David Rieff o Cristina Fernández Cubas han glosado obras de autores tan diversos como Goethe, Jack London, Bioy Casares, Lord Dunsany, Herman Melville, Nabokov, Juan Goytsolo, Álvaro Cunqueiro, Edgar Allan Poe, Jan Potocki o Platón, siempre sin salir del tema propuesto.

«Lo que más me gusta del mundo de los fantasmas es el modo en que lo fantástico penetra en lo cotidiano», concluye el zaragozano Antón Castro, autor de dos recientes poemarios, El musgo del bosque y Seducción. «En ese sentido, soy muy de Cortázar. Creo que todo el rato vivimos expuestos a esas intromisiones», apostilla

Telecinco | Más de 400 personas asisten a las Conversaciones Literarias de Fomentor, que este año versan sobre fantasmas y espíritus

De la enviada especial de Europa Press, Laura Martínez | POLLENÇA (BALEARES)

Más de 400 personas asisten a las Conversaciones Literarias de Formentor que este año llevan por lema ‘Espíritus, fantasmas y almas en pena. Historias del más allá en la literatura’ y en las que se han dado cita medio centenar de escritores que han aportado su particular visión sobre este tema, entre los que se encuentra el italiano Roberto Calasso, galardonado con el Premio Formentor de las Letras 2016.

Precisamente, la entrega de este galardón –que tuvo lugar anoche en el Hotel Barceló de Formentor– se enmarca en las citadas jornadas, que en esta edición se desarrollan del 16 al 18 de septiembre en dicho hotel de la isla, impulsadas por Barceló Formentor y la Fundación Santillana.
En las conversaciones, los autores profundizan entre la relación existente entre la literatura y estas criaturas del más allá. Los invitados a las mesas redondas analizan esta temática a partir del comentario de los libros que cada uno ha elegido como hilo conductor, en los que la literatura cultiva «una curiosa predilección por nombrar, evocar y convocar a las criaturas de lo invisible», según sus impulsores.

Asimismo, según han confirmado fuentes de la organización a Europa Press, en el transcurso de este evento, este 17 de septiembre tendrá lugar «por primera vez» una Velada órfica de jazz y poesía, en la que recitarán Marta Sanz, Aurelio Major, Roser Amills, Antón Castro, Francisco Ferrer Lerín, Antonio Enrique, Edgardo Dobry, Ramón Andrés, Lila Azam Zanganeh y Antonio Lucas, mientras que la actuación musical correrá a cargo del grupo Savejazz.
Así, por ejemplo, en torno al lema de los Espíritus, un entusiasmado público ha escuchado la intervención de Mercedes Abad, quién ha analizado ‘La vida privada’ de Henry James mientras que Francisco Casadesús se ha centrado en ‘El mito de Er’, de Platón, quién ofreció «una imagen inédita del mundo del más allá» con esta obra, ademas de aportar «una contribución revolucionaria con su noción de la inmortalidad del alma».
Esta mesa ha concluido con Antón Castro cantando en gallego ante los asistentes para posteriormente analizar ‘Las crónicas de sochantre’, de Alvaro Cunqueiro y bromear sobre «el encierro de los ponentes asistentes a este encuentro en un mundo de fantasía».
A continuación, otros cinco autores han conversado sobre Fantasmas, un encuentro que precede a los de esta tarde, que girarán en torno a las Arpías y a las Almas en pena. Sobre este último asunto, la escritora Marta Sanz analizará la figura del fantasma de Canterville, de Oscar Wilde, con el que establece un paralelismo entre el contraste de la cultura británica y la estadounidense, y el contraste de la cultura analógica y la digital.

Las conversaciones del domingo se centrarán en las Sombras y Arcontes mientras que las del viernes, como antesala a la entrega del Premio Formentor de las Letras, analizaron ‘La Literatura en do mayor’ y profundizaron en la obra del ganador de este año, Roberto Calasso, un reconocimiento al conjunto de su obra que coincide con la publicación de su última novela, ‘El ardor’ (Editorial Anagrama). 

Agencia EFE | Literatura de fantasmas cuando manda «lo visible»

Eldiario.es | Carmen Naranjo 17-09-2016

La literatura sobre fantasmas y espíritus sigue teniendo tirón a pesar de que en las letras de hoy mande «lo visible», según se ha comprobado hoy en las Conversaciones Literarias de Formentor, que ha reunido a cerca de 400 personas interesadas en la prolífica tradición narrativa de «lo invisible».

Tras la entrega anoche del Premio Formentor de Literatura al escritor italiano Roberto Calasso se inauguraron las conversaciones literarias que este año se celebran bajo el título «Espíritus, fantasmas y almas en pena. Historias del más allá en la literatura».

Como es tradicional en estos encuentros, el público asiste a las intervenciones de medio centenar de escritores que comparten su relato preferido en esta materia y que este año se han agrupado en conversaciones en seis categorías: espíritus, fantasmas, almas en pena, arpías, sombras y arcontes.

La literatura cultiva «una curiosa predilección por nombrar y evocar a las criaturas de lo invisible», aseguran los convocantes de los encuentros, que recuerdan los innumerables relatos donde «actúan» estos seres.

«La vida privada» de Henry James ha sido el libro elegido por la escritora barcelonesa Mercedes Abad, un cuento en el que, en tono de comedia, aparecen cuatro tipos de fantasmas «ambiguos, insólitos e inauditos», alguno de los cuales parece una persona normal pero, cuando nadie le mira, se «desmaterializa».

«Pero ¿la buena literatura no está hecha para segarnos las certezas?», se ha preguntado Abad que ha explicado cómo este cuento de James es una metáfora del ser humano: «¿existimos cuando no hay público?».

El especialista en filosofía griega Francisco José Casadeus ha optado por «El mito de Er», de Platón, ejemplo para este profesor de «la excelencia literaria al servicio del pensamiento más sublime y elevado».
La principal característica de los más grandes autores clásicos, en opinión de Casadeus, «es que se atrevieron a penetrar en el mundo del más allá, inaccesible a la inmensa mayoría de los inmortales», ha señalado el autor, que ha destacado cómo en la actualidad «manda lo visible».
El reto de explicar lo que no se ve y cómo se desmitifica en una novela el mundo del más allá es lo que la poeta Sonia Hernández ha destacado de «Florencia y ruiseñor», el libro de la escritora mexicana Bárbara Jacobs.
La escritora madrileña Marta Sanz ha hablado de «El fantasma de Canterville», de Oscar Wilde, que considera un libro de fantasmas que refleja el contraste entre la cultura estadounidense y la británica, «un espejo del conflicto entre cultura analógica y digital».
«Frente a la concepción pragmática y utilitaria de la cultura, aparece otra legendaria, mítica, relacionada por la belleza inútil», ha indicado Sanz.
Marta Sanz es una de los diez poetas que participarán esta noche en la «Velada órfica:jazz y poesía», que se celebra por primera vez en las Conversaciones Literarias de Formentor.
Además de Sanz, Aurelio Major, Roser Amills, Antón Casttro, Francisco Ferrer, Antonio Enrique, Edgardo Dobry, Ramón Audrés, Lila Azam Zanganeh y Antonio Lucas leerán sus poesías con música de jazz que interpretará el grupo Savejazz.

Diario de Mallorca | El fantasma de la bisabuela y las ‘rondalles’ irlandesas de Yeats

Diario de Mallorca – Francesc M. Rotger 18-9-2016

Sergio Vila-Sanjuán, periodista, escritor y moderador de la mesa, recurrió a su familia en el coloquio Fantasmas, ayer sábado, en Formentor. Con una bisabuela muerta cuyo retrato lanzaba suspiros, en la casa solariega, a quienes se atrevían a acostarse en la alcoba donde estaba colgado; hasta que fue a parar a un baúl. «Lo pedí para traerlo aquí pero no me dejaron», sin descartar que, en el futuro, pueda acompañar en su habitación del hotel a quien sea lo bastante osado.

Manuel Rodríguez Rivero, editor y articulista, quiso «rendir homenaje» a Carlos Fuentes, tan ligado a estos parajes, eligiendo su Aura, protagonizada por una mujer de ojos verdes, dijo, como las aguas de Formentor. «Una obra cumbre de la literatura fantástica» que le recuerda a otro relato admirado, Los papeles de Aspern, de Henry James, y donde aparecen «brujas, cancerberos, sueños, gatos (el mejor aliado de las brujas), machos cabríos, conejos, exvotos» y esa mirada de Aura, quizás inspirada en el color de los ojos a que Bécquer dedicó una de sus leyendas.
Al periodista y escritor Ignacio Vidal-Folch iban a enviarle a la mesa Sombras, «que me gustaba», luego a Arpías, «que no me gustaba», para recalar en ésta; si bien él hubiera preferido «la de extraterrestres», que no la había en esta convocatoria, «porque lo de la Tierra no tiene solución». Con su Barón Bagge, Alexander Lernet-Holenia era el único autor con doblete en estas conversaciones: La historia de un jinete que cabalga con los muertos. «Me interesa no sólo por la metáfora de lo que somos todos los lectores», sino también de un entorno «de muertos que han perdido la curiosidad»

Roser Amills era muy esperada; por mallorquina y por «agente provocadora en el mundo cultural barcelonés», según el moderador. Y en efecto, trazaba un muy sugerente paralelismo entre las ‘Rondalles’ de Mossèn Alcover y su elección, las Mitologías del irlandés Yeats. Ambas presentan una «realidad ampliada», como en el Pokemon Go «los que juegan acaban considerando» a los seres virtuales «parte de su realidad». La conclusión es que «tenemos que hacernos amigos de los fantasmas y, si ellos suspiran, suspirar un poco con ellos».

El poeta y novelista Antonio Enrique aprendió en su Granada natal que a medianoche aparece un caballo sin cabeza. Lo mismo que Valle-Inclán se crió con las historias de Micaela la Galana y de ahí su Jardín umbrío. Un libro descatalogado, lo que le permite pensar «que lo estás leyendo en el mundo tú solo». Cuando no es así, «los que leen el mismo a 10.000 kilómetros te están interfiriendo». Relatos de vampiros, pactos diabólicos con «un gato negro, pobres gatos» de quien califica como «el genio» del 98.

Vila-Sanjuán se decantó por Cuento de Navidad, «el mayor bestseller del siglo XIX», que Dickens se autoeditó, transformando en novela un informe sobre la pobreza infantil. Destacó su «fórmula mágica» al «tratar el tiempo» con los tres fantasmas del pasado, el presente y el futuro, y su apuesta por la bondad.

Formentor vivió ayer también la mesa Espíritus con la animada puesta en escena de Mercedes Abad, una canción de Antón Castro y las intervenciones de Francisco Casadesús, Sònia Hernández y Aurelio Major.

Diario de Mallorca | Formentor según Petrarca

Diario de Mallorca – Francesc M. Rotger | Formentor 19-09-2016

La noche del sábado, las Converses vivieron una velada órfica de jazz y poesía
A petición de Ignacio Polanco, presidente de la Fundación Santillana, fue el director de ésta y coordinador de las jornadas, Basilio Baltasar, quien las clausuró, echando mano del verso de Petrarca sobre el pueblo que «confía sus golpes al viento». «Lo que aquí leemos como Converses de Formentor son, en realidad, los Conversos de Formentor».

El capítulo de agradecimientos fue abundante e incluyó «a quienes comparten con nosotros lo mejor de sí mismos: inteligencia, sensibilidad y sentido del humor», «al enigmático público de Formentor amante de las letras» y «a los que conservan la unción bohemia». Pero también, entre otros muchos, «al jornalero que poda las glicinias», a las camareras de piso o «al pinche que quita las gambas podridas y se las da al gato del jardín, que tiene menos remilgos que nosotros». Para finalizar con el deseo del reencuentro en 2017.

La noche del sábado, las Converses vivieron una Velada órfica de jazz y poesía, con la participación de una decena de ponentes de estos encuentros: la mallorquina Roser Amills, Marta Sanz, Aurelio Major, Ferrer Lerín, Antonio Enrique, Edgardo Dobry, Ramón Andrés, Lila Azam Zanganeh y Antón Castro, así como Antonio Lucas y el grupo Savejazz. La precedió la última mesa de la jornada, Arpías, con J. A. González Sainz, Juan Antonio Masoliver, Eduardo Lago, Berta Vias Mahou y Valerie Miles.

Puede que el duendecillo Martinico, de quien habló el sábado Antonio Enrique, transformara a Beatriz Rodríguez en Hernández en una frase destacada de estas crónicas. Rodríguez es, y sevillana, para que quede claro.

Gracias @tinacodina : la foto dels participants a les #conversesformentor #conversesformentor2016 y gracias a la #FundacionSantillana @barcelohotelsresorts @elpaiscultural @GrupoPRisa #conversesformentor #mallorca #formentor #escritores

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Espectacular última sesión #ConversesFormentor2016 gracias a la #FundacionSantillana @barcelohotelsresorts @elpaiscultural @GrupoPRisa #conversesformentor #mallorca #formentor #escritores

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